Problemas en el Casino Gaditano

La iniciativa del escrito de revocación de la donación no responde a ningún acuerdo de la junta directiva

Si hay una corporación longeva en Cádiz, esta es el Casino Gaditano, que se acerca a los 200 años y que se instaló en la calle Murguía y que luego se trasladaría a su emplazamiento actual de la Plaza de San Antonio, que había sido el domicilio del diputado Tomas Isturiz y que se conocía como la "Casa Otamana". Por esa longevidad ha sido testigo, o en ella han tenido lugar, acontecimientos destacados de la Historia de Cádiz, de distintos signos e inspiración, como fueron las conjuras de la Logía masónica, la refundación en sus salones de la cofradía del Santisimo Cristo de la Buena Muerte o la del Tenis Club de Cádiz y que en la Guerra Civil fue requisada por la Falange. Cuenta con una esplendida biblioteca de más de 10.000 volúmenes y en los tiempos actuales ha sido la sede del Centro de Estudios Constitucionales y participa en el Foro de Cádiz. Esto que ya consta en mis anteriores artículos, me gusta repetirlo, porque es de Justicia, como lo es que la Zona Franca instaló en una de sus plantas un Centro de empresas.

Estos han sido sus días felices, hasta que por falta de conservación, aparece su fachada llena de mallas en los balcones, para evitar la caída de cascotes; desconchones, jaramagos y un estado de deterioro general solo disimulado por la pintura y en el interior se impide el paso de peatones por el peligro de desprendimientos. Los extintores de incendios están caducados y da pena ver los deterioros en los salones tan elegantes de la planta 1ª (tomo estos datos de la crónica de ayer en el Diario de Cádiz de Melchor Mateo). Cuando todo esto ocurre ya se había efectuado la donación al Ayuntamiento del edificio, siendo pues de su propiedad, aunque está reconocido el derecho de uso, para los socios, durante 25 años, de las dependencias de la planta baja.

Sorprendentemente, José Manuel Jareño, miembro de la Junta del Casino, ha presentado un escrito en el Ayuntamiento pidiendo la revocación de la donación que lo hace dueño del inmueble y el motivo aducido es que "el Ayuntamiento de Cádiz ha incumplido su deber de conservación del edificio". Y este escrito se produce y presenta cuando el presidente de la institución Miguel Nuche Viniegra, que lo ha sido durante 35 años, ha anunciado que no se presentará a la reelección, por lo que se convocarán elecciones. Digo lo del sorprendente porque me consta que la iniciativa no responde a ningún acuerdo de la junta. ¿No sería mejor haber esperado a que una nueva junta, que será elegida en breve, adopte las decisiones que sean procedentes? En temas de esta naturaleza conviene actuar con tino y prudencia.

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