Palabras gruesas

Una palabra gruesa es un dicho inconveniente u obsceno. Algo parecido a una palabrota, que es un dicho ofensivo, indecente o grosero. Los matices son distintos, pero el lenguaje cotidiano debe huir de la ofensa, la inconveniencia, la indecencia, la grosería y la obscenidad, en el orden que sea. Por eso a cualquiera de estos dichos, cuando suena mal, se le llama palabra malsonante.

También se las llaman palabras gordas, pero eso es sobre todo cuando los niños muy pequeños, escuchan algo más duro que tonto, feo o malo, y dicen: "vaya palabrota más grande has dicho".

Otros sinónimos de palabra gruesa son taco, blasfemia, garabato, mala palabra o lisura. Además una misma palabra puede ser considerada parte del lenguaje soez en algunos países y no serlo en otros. Es el caso de la palabra concha o del verbo coger, que en nuestro país no tienen significado malsonante.

Antes, cuando un niño decía una palabrota, se le recriminaba "te voy a lavar la boca con jabón". Una expresión que no debía interpretarse de forma literal, sino como una señal de aviso o un reproche. Tenía dos variantes: "te voy a lavar la lengua con un estropajo" o también se decía "con lejía", de ahí que no se pudiera interpretar al pie de la letra.

Hoy día en algunos países la televisión sustituye las palabrotas con un pitido prolongado. Es algo que viene de lejos ya que al principio estaba prohibido decirlas en televisión y radio. En nuestra televisión sí abundan las palabrotas. A veces se pone la excusa de que las series televisivas emplean el lenguaje habitual de la calle y por eso incluyen estas palabras. Puede que sea así, pero yo creo que también es porque si las sustituyeran por pitidos prolongados, habría diálogos que no se podrían entender y se convertirían en una sucesión casi ininterrumpida de pitidos, y eso sí que suena mal: un pitido malsonante.

En cualquier caso los excesos no son buenos y las palabras gruesas, que forman parte del lenguaje, no pueden ser mayoría en una conversación… y tampoco en Albireo.