Maletas de cartón

'España del Sur', de Alfonso Carlos Comín, nos descubrió en 1965 una nueva forma de acercase a Andalucía

Solo alguna película, o una vieja foto, permite recuperar la imagen más repetida, hace unos 70 años, por estas fechas, en las estaciones de ferrocarril andaluzas: emigrantes que, tras duros meses o años en Francia o Alemania, o en el norte o en el levante peninsular, regresaban a su añorado pueblo. Iban acompañados de un símbolo inconfundible: una maleta de cartón, con frecuencia reforzada con cuerdas. Esta imagen debió tocar algunas conciencias que, desde sus ventanillas de primera o segunda clase, veían pasar aquellos obreros, cabizbajos y sufridos, cargados con los modestos regalos que sus ahorros les permitían comprar. Y, en efecto, estas imágenes removieron conciencias que comenzaron a preguntarse por la justificación económica de tales desplazamientos. Se inició entonces el primer movimiento espontáneo y crítico de solidaridad, en Andalucía, con lo que representaba una clase obligada a emigrar. Aquellos millares de andaluces vapuleados horas y horas, en vagones de madera, despertaron la mala conciencia de una serie nombres, sobre todo jóvenes universitarios, que se quedaron marcados por tales escenas. O cuando menos así lo contarán en sus libros posteriores, cuando evoquen sus primeros pasos como militantes de izquierdas. Pero lo más significativo no fue solo esta "toma de conciencia," también comenzó, por esos mismos años, el deseo de exponer por escrito los males sociales de Andalucía. Nació, pues, un fenómeno cultural que, no por olvidado, dejó de tener suma importancia. Casi podría decirse que se inventó un género literario que fue cultivado con regularidad durante dos o tres décadas. Se impuso la necesidad de escribir sobre Andalucía con un enfoque reflexivo, ensayístico, alejado tanto las habituales divagaciones líricas como de la tradición académica y erudita. Enfrentarse con la situación social de tantos años de franquismo exigía un enfoque polémico y combativo. Los tímidos intentos aperturistas alentaron la capacidad critica de editoriales y revistas. Como consecuencia apareció, en 1965, quizás el primer libro que descubrió esta nueva forma de acercarse a Andalucía: España del Sur (Tecnos), de Alfonso Carlos Comín. Un aragonés que, tras cuatro años como docente en Málaga, abrió el cauce que los nuevos lectores reclamaban. El mismo Comín, consciente de las posibilidades ofrecidas por el género, publicó, en 1970, Noticias de Andalucía (Cuadernos para el Diálogo). Y una vez abierta la veda, llegarían otros autores, constituyéndose tal vez el periodo más rico para el ensayismo andaluz. Cuestión que habrá que abordar otro día.

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