Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

#Juanmaloharía

Parece ser que no tenía que gobernar la comunidad porque su agenda estaba repleta de visitas a cofradías

En En esta Semana Santa ha sido abrumadora la presencia de políticos en cofradías y procesiones. De manera impúdica se presentaban cuadrillas de políticos de todos los partidos para hacerse fotos en un vergonzoso ejemplo de populismo cañí. Parece ser que el presidente de la Junta de Andalucía no tenía que gobernar la comunidad si se tiene en cuenta que su agenda estaba repleta de visitas a hermandades por toda la región. Los alcaldes de cada pueblo haciéndose las fotos correspondientes, algunos de chaqué y medalla. El más prudente ha sido Juan Espadas, el más imprudente el alcalde de Cádiz que cuando tomó posesión retiró el crucifijo, esta Semana Santa ha llegado a protagonizar una levantá y fotos cada día, espectáculos contradictorios en un anticapitalista trostkista, acompañado de Teresa Rodríguez Rubio, la candidata de Adelante Andalucía que le ha dado un giro al andalucismo para volver a las esencias más chabacanas. Se da por sentado que Juanma Moreno va a convocar elecciones anticipadas para junio así que veremos el mismo espectáculo en ferias, romerías y corridas de toros, incluso el carnaval que este año viene con retraso, todos los tópicos andaluces, símbolos del atraso de esta tierra, como cantaban Los Yesterday "pobrecitos y vasallos, siervos de terratenientes y de chulos a caballo", retransmitido en directo por Canal Sur con Saurina a los mandos. Si en vez de dedicar tantos esfuerzos a estas tradiciones se dedicaran al emprendimiento, el trabajo, la enseñanza, la defensa de los servicios públicos, el pago de impuestos, la solidaridad, la justicia social, es posible que Andalucía se pareciese más a una comunidad del norte de Europa . Seguimos siendo la Tierra de María Santísima 40 años después del establecimiento de la autonomía. No nos desprendemos del orgullo por los tópicos, esa defensa apasionada de las tradiciones que nos hacen retroceder décadas en el progreso. Tradiciones fueron la esclavitud, la quema de brujas, la persecución del disidente, el manijero eligiendo braceros en la plaza del pueblo, los emigrantes andaluces qué pena que un tren os lleve, apuntao en una libreta la estación de Düsseldorf. Esas tradiciones que dejamos atrás pero otras las llevamos pegadas en la piel, por si fuera poco nuestros políticos las promocionan orgullosos mientras muchos andaluces se exhiben con capirotes, faralaes o disfraces como si fuera lo más importante de la vida. Como si no existiera la Andalucía de Machado, de Séneca, la que se levanta todos los días a las 7 para trabajar, que no tiene tiempo para folklorismo . "Si este pueblo se arrodilla ante una espada y una mantilla, este pueblo me da vergüenza".

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