Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
Nuestros políticos, a los que parece que les sobra el tiempo, se han puesto a discutir cuál es la ciudad española en la que peor se trata a los homosexuales. En el diccionario la homosexualidad se define como "inclinación erótica hacía individuos del mismo sexo". Por tanto, comprende a hombres y mujeres. Pablo Iglesias, el líder de Podemos, antes de despedirse de la vicepresidencia del Gobierno inició el debate diciendo que un amigo suyo, homosexual, le comentó que si ganaba Isabel Díaz Ayuso en Madrid se iría de Valencia. "me voy de Valencia, porque empiezo a notar que en Madrid hay presión homófona. A mi chico y a mí nos han dicho cosas por la calle". Y es que las estadísticas dicen que muchos gays y lesbianas se vinculan a un lugar donde poder desarrollar su sexualidad, de manera plena, "sin armarios". Pero no es la Comunidad de Madrid donde se les trata peor, si se computan el número de infracciones penales. En el debate, otros hablan de Torremolinos y del barrio de Chueca. En la capital y a los jóvenes gaditanos, cuando lo éramos, nos enfadaba que se considerara a Cádiz como el lugar donde había más homosexuales varones.
El origen de la leyenda de Cádiz merece un punto parte. Francisco Vázquez García, de la Universidad de Cádiz, en abril de 2016 escribió un artículo explicando los orígenes de esta leyenda, "Cádiz como ciudad de invertidos" y nos cuenta que tiene su origen en 1898 cuando un gobernador civil, Pascual Ribot dictó un bando por el que toleraba y reglamentaba la prostitución masculina homosexual en la ciudad. Esto dio lugar a que el director del periódico El Nacional, Adolfo Suárez de Figueroa, escribiera un artículo, calificando a Cádiz como "el reino sarasa". En internet hay una amplia información y lo que lamento es no haberla conocido antes, porque los jóvenes gaditanos, cuando lo éramos, nos enfadaba que nos preguntaran si era cierta la fama de Cádiz, o peor, que se llevaran el dedo índice a la comisura de la boca.
La explicación del señor Vázquez tiene su fundamento en que se trataba de un complot político a Sagasta y a Segismundo Moret y la versión popular la justifican porque desde Cádiz partían barcos cargados de prostitutas y homosexuales, deportados a las Américas, que había sido previamente encarcelados. Hoy, no creo que los jóvenes gaditanos tengan la misma reacción que la que tuvimos antaño, pero por si acaso pueden contar por qué se consideró a Cádiz, injustamente, como "el reino sarasa".
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