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La tribuna

Jabo H. Pizarroso

Groucho y los paquetes 'Ninja'

EN Groucho y yo, el siempre inquieto y magnífico Groucho Marx hace un recorrido por su vida y se detiene en su experiencia como inversor años antes el crack de 1929. Cito un pasaje del libro: "El día del hundimiento final, mi amigo, antaño asesor financiero y astuto comerciante Max Gordon, me telefoneó desde Nueva York. Todo lo que dijo fue: "¡La broma ha terminado! Antes de que yo pidiese contestar el teléfono se había quedado mudo". Durante aquellos días muchas personas perdieron los ahorros que habían depositado en el mercado de valores tras unos años de vacas gordas y de desenfreno especulativo voraz. Curiosamente, hace unas semanas, poco antes de la crisis económica internacional que nos asola, y sin nada que ver en esta, David Foster Wallace el autor de La broma infinita, se suicida colgándose de una soga. Su broma acabó, pero ahí está el libro. ¿La broma concreta ha terminado o esto es una broma infinita? Advierto que hay bromas que son muy serias.

Nadie en su sano juicio prefiguraba esto que está ocurriendo. Si hace cinco años aproximadamente, cuando pagar los intereses que marcaba el tranquilo Euríbor de esa época era tan suave y tan agradable como recibir un beso de tu abuela, alguien no muy puesto en cuestiones económicas decía aquello de "alguna día bajarán los precios de las casas", la mayor parte de los que escuchaban esas palabras le miraban al individuo como si fuera un extraterrestre.

Ha ocurrido. Ha empezado en Estados Unidos y se está contagiando al resto del mundo. Empezó con las subprime y con los Ninja, el término empleado por los que idearon el asunto para referirse a los protagonistas de las hipotecas basura y a las propias hipotecas: No Income No Job and Asset, (Ningún ingreso, ningún trabajo, ningún activo). Se dieron hipotecas a gente que no podía pagarlas y luego se titulizaron y se especuló con ese producto tóxico hasta límites indescifrables. Era una idea escandalosamente beneficiosa, ya que el axioma principal del asunto, el del precio de las casas y su progresivo encarecimiento, nunca se había discutido, y de ahí el éxito inicial de aquellas operaciones. El dogma del precio progresivo de las viviendas era el colchón frente a los impagos de las hipotecas Ninja. Pero el colchón se rompió y los precios de las casas empezaron a caer. Los bancos se llenaron de llaves de casas impagadas y rechazadas. Comenzó la broma, ya digo que hay bromas muy serias, y si no que se lo digan a Groucho y a los doscientos y pico mil dólares que perdió. Pero eso es lo que alguien se pregunta siempre que la realidad contradice su percepción y la lógica normal, "¿no será una broma, ¿no?". No, no es una broma.

El día 29, la Cámara de Representantes de Estados Unidos vetó por veintipocos votos el plan de Bush de inyección y rescate de la economía afectada por los activos ninja estimado en 700.000 millones de dólares. El día 2 de octubre el Senado parece ser que ha rehecho el asunto. Era una apuesta arriesgada y poco atractiva tanto para los republicanos como para los demócratas. Para unos porque es un misil en la línea de flotación del libre mercado y del liberalismo sin intervención estatal, y para los demócratas que también se opusieron porque, según su principal valedora durante la votación, Nancy Pelosi, no pueden aceptar que los inversores de Wall Street implicados en este embrollo, primero privaticen los beneficios y luego nacionalicen los riesgos y sus pérdidas. El tímido keynesianismo de la propuesta de Bush (digo tímido porque ni él mismo se creía lo que estaba proponiendo) parece que no va a servir para mucho. Según Stieglitz, Nobel de Economía, es como hacer una transfusión a alguien con hemorragias internas ilocalizables. Quizá para Bush también eso era una broma. No, no es una broma, presidente, imagino que le diría algún asesor, hay que desviar ese dinero estatal para tapar el agujero creado por los paquetes ninja.

Pero parece que eso ocurre sólo en Pensilvania y en La Quinta Avenida, y que aquí, en La Gran Plaza o en Coria del Río, estamos a salvo. El sector financiero español no ha incurrido en esa "bromas" que quiebran la confianza de cualquiera y ha mantenido sus beneficios extraídos de operaciones sin riesgos tan impredecibles y nefastos como las efectuadas en USA. Pero, ¿estamos seguros? El sistema financiero español es uno de los más sólidos del mundo, dijo el presidente Zapatero hace unos días. Pedro Solbes pide tranquilidad a los españoles porque sus ahorros están en manos de bancos que no tienen dinero en activos tóxicos, léase hipotecas Ninja. Las bromas que acaban en algo serio empiezan siempre con una duda. Me temo que el capitalismo y su hada madrina, el liberalismo sin regulación, acaban de entrar en la más profunda etapa de reflexión y de crisis de su historia. No sé si de aquí saldrá otro Keynes. Y tampoco sé si Keynes nos salvaría de ésta.

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