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El lanzador de cuchillos

Giro de guión

Era cuestión de (poco) tiempo que Eulalia, Lali para la prensa de izquierdas, reculara

Volvamos a los Goya. Recordarán ustedes que en la gala del cine español, celebrada en Sevilla hace una semana, se colaron reivindicaciones sobre la sanidad pública madrileña, la única que, al parecer, interesa al gremio. Jordi Évole, que no es actor, pero interpreta con enorme coraje su papel de azote de la derecha, animó a la peña a acudir a la manifestación contra Ayuso. Como se sabe, El Follonero vive en el oasis catalán, donde, a pesar de lo que parecen indicar las estadísticas fascistoides, la sanidad pública es un ejemplo de eficacia.

Hubo, sin embargo, en aquella gala un momento llamativo. Fue cuando Eulalia Ramón, la pareja de Carlos Saura, fallecido el día anterior, agradeció "a todo el personal sanitario y también al equipo domiciliario de paliativos del Hospital de Villalba" la atención y el cuidado prestados al cineasta aragonés. En el patio de butacas, más de uno y de una -incluso Eduardo Casanova, embutido en su dos piezas gótico woke- enarcó las cejas.

A los pocos minutos, Isa, que había sido community manager del perro de Esperanza Aguirre antes que baranda de la CAM, aprovechó la intervención de la viuda de Saura para defender en Twitter el modelo sanitario del gobierno madrileño, aplaudiendo además las palabras de la actriz catalana. La Comunidad de Madrid remató la jugada: "La viuda de Carlos Saura ha agradecido el trabajo del hospital de Villalba. Y ha pedido que se cuide la sanidad pública. Ella no tiene que saber, ningún paciente lo tiene que saber, que ese hospital es de gestión público-privada, que también funciona". Ahí lo llevas, querida.

Era cuestión de (poco) tiempo que Eulalia, Lali para la prensa de izquierdas, reculara. La Ser la llamó a capítulo y allí acudió ella -deprisa, deprisa- a explicar que donde podría haber parecido que había dicho digo, ahora quería dejar claro que lo que en realidad quiso decir, fue Diego: "Yo no tenía ni idea de que ese hospital fuera de gestión privada; la gestión privada debe ser la mierda de comida que se da a los enfermos". La Ramón se vino arriba: "Que el lenguado esté asqueroso, que nadie ayude al paciente a cortar la carne, que las mantas estén contadas, que aquello parezca la T4…". Ni rastro de la amorosa compañía y el trato cercano dispensados al director de Cría Cuervos en el hospital de la sierra de Madrid. El giro de guión es un recurso cinematográfico que suele impactar cuando no se espera. Pero el de Lali se veía venir.

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