Cuarto de Muestras

Folletinesco

Esta es una España folletinesca con personajes histriónicos

Mientras por toda España se celebran ferias del libro siguiendo la inercia de los años, la gente se entrega por completo a las series de televisión. Amigos con los que hasta hace muy poco podía hablar de lecturas, hoy tienen un lenguaje indescifrable y se recomiendan títulos y hablan de personajes y se guardan fidelidad para no destripar el final a los que todavía no han acabado la serie. Muchos cambian sus bibliotecas por plataformas digitales que lo mismo retransmiten un partido importantísimo que un serial de los que marcan época. Llegan a sus casas y matan su cansancio con un atracón de capítulos hasta que les vence el sueño. Tienen, qué horror, tele en el dormitorio. Algunos se llevan la bandeja de la cena a la cama y creen estar en el paraíso. Yo vivo en una suerte de limbo y vuelvo cada noche a las páginas de un libro o cuando estoy muy cansada devoro los artículos que la prensa ha publicado cuando ya han perdido su vigencia, al final del día. Los periódicos si se leen por la noche dicen cosas distintas que si se leen por la mañana. Hagan la prueba.

Y así anda España. Atracada de folletines, cansada de capítulos de una serie en los que parece arder el mundo, pero en los que de verdad no pasa nada del todo. Da igual perderse mil capítulos. Imposible perder el hilo. Las hecatombes en las series siempre llevan una banda muy sonora, redoble de tambor, pero no son para tanto.

Yo hasta hace nada andaba confiada porque, pese al ambiente, decían que Rajoy leía "Marca" y eso es una tranquilidad y un lujo en estos tiempos de seriales. Pero, a juzgar por los últimos acontecimientos, debe de haber abandonado esa sana y vulgar costumbre. Sólo así se entiende que, en lugar de aprender de Zidane, yéndose a tiempo para que le echen de menos, copiara a Antonio Alcántara de "Cuéntame" que cuando las cosas le van mal se va al bar de la esquina, farfullando su frase célebre: me cago en la cuna que me arrulló.

Esta no es la España de Cela cuando le dieron el Nobel que decía de forma campanuda: "Quién resiste, gana". Esta es una España folletinesca con personajes histriónicos enfrentados, con hijos crecidos, problemáticos y consentidos, con odios enconados. Tiene todos los componentes de las series que triunfan. Como decía ayer Manuel Jabois en su artículo sobre Zidane, hay que saber irse porque hay gente a la que sólo se le educa dejándola sola. Sobre todo, si es de la propia familia, añadiría yo.

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