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EL ALAMBIQUE

Luis Suárez / Ávila

Estrenos

EN la TV y en la calle se han visto, esta Semana Santa, multitud de pasos de Cristo a medio tallar. Y es que hay una ola de estrenos. De cuando en cuando acontece. El año 1929 fue un año de estrenos revolucionarios. La Semana Santa de Sevilla, cambió por completo a manos de Juan Manuel Rodríguez Ojeda y de Cayetano González, sobre todo. Sevilla malvendió sus antiguos y ricos enseres al Aljarafe y a Jerez, por el afán estrenar. Sin embargo, Juan Manuel y Cayetano dieron en la tecla, pusieron coto a la medida y lograron el son y el equilibrio. Ahora se ha impuesto el estilo Guzmán-Bejarano para los pasos de Cristo, que no es otro que un espurio neobarroco venido a menos lleno de "caracolillos", muchas veces, sin sentido. Pero ha echado raíz. Los seguidores del maestro lo han superado muy ramplonamente y ya no se sabe qué estilo adjudicar a tal o cual paso. Porque en un mismo paso se mezclan elementos tan dispares que, analizados, pueden corresponder a cualquier estilo, menos al dominante en el paso. El supuesto y falso virtuosismo del ahuecamiento de la madera, que parece etéreo en las maniguetas, por ejemplo, deja sin interés y sin sentido a la propia pieza, la manigueta, que es un elemento heredado de los pasos antiguos, más pequeños, portados, por dentro y por fuera, de lo que queda testimonio en la Semana Santa gaditana con los horquilleros y, en cierto modo, en los manigueteros. En otros casos, las capillas centrales y laterales se distancian del estilo dominante del conjunto sin saberse por qué y alojan un santoral que es "cabezón" y falto de talla. En la imaginería adosada, las cabezas de los querubines, son remedo cursi de los neoclásicos, cuando están en una obra neobarroca. En algunos pasos he observado la abundancia de frutas, sobre todo manzanas y peras, que no parece sino que sean un trasunto del puesto de Genaro. Acaso se salven las molduras y baquetones. En suma, se ha caído en una falta absoluta de conocimiento de los estilos y se han adjudicado los simples tallistas el papel de ensambladores, imagineros y, sobre todo, el de diseñadores. La unidad de estilo es una exigencia que pocas veces se aprecia en los pasos nuevos. "Si sale con barbas, San Antón; y, si no, la Purísima Concepción" es un dicho popular que los retrata. Pero es que las Hermandades se lo tragan todo. El caso es estrenar.

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