El Palillero
José Joaquín León
Navidad de la Esperanza
CADA cierto tiempo aparecen en los medios de comunicación noticias sobre el sórdido mundo de la prostitución, normalmente relacionadas con operaciones policiales contra mafias organizadas que obligan a mujeres a la práctica de la prostitución.
El último caso ha sido más escabroso si cabe. Una menor, que se dedicaba a la prostitución, murió en Mallorca por una sobredosis de droga. Una joven a la que conocía porque estudió sus primeros años de la ESO en un instituto de El Puerto de Santa María. Un final dramático en plena juventud.
Parece que con prohibir la prostitución y con detener de vez en cuando a algunos peones de estas mafias multimillonarias, nos quedamos tranquilos. Lo que indigna de estas situaciones es que haya personas -a las que normalmente no les pasa nada- que pagan por mantener relaciones sexuales con mujeres obligadas a prostituirse, algunas veces menores de edad. Compran personas -esclavas en pleno siglo XXI-, y seguramente no les revolverá la conciencia; puede que después cenen con su mujer e hijas con absoluta normalidad.
En nuestros pueblos y ciudades han proliferado los macroprostibulos; en esto parece que no hay crisis. Todos saben que en la mayoría de ellos son obligadas a trabajar mujeres en situación ilegal, a las que se les somete a terribles condiciones: jornadas interminables, número mínimo de clientes al día…, bajo amenazas de todo tipo: palizas, violaciones, secuestro de hijos, represalias contra sus familias en su país de origen… Y casi nunca pasa nada. No es de extrañar que en muchos casos aparezcan policías o políticos implicados que garantizan cierta protección. En El Puerto hay dos grandes puticlubs construidos de forma ilegal. Al parecer, según declaró uno de los propietarios, algún edil de IP y algún técnico municipal frecuentaban este prostíbulo.
Seguramente sólo la legalización de la prostitución garantizará a las que libremente ejerzan esta profesión derechos laborales, asistencia sanitaria, pensiones…; y seguramente no se acabará con la escandalosa situación de mujeres y menores prostituidas a la fuerza hasta que la ley no actúe con contundencia contra estas tramas mafiosas y contra los clientes que se consideran con derecho a comprar los favores sexuales de mujeres y menores esclavizadas.
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