Esclava de mi silencio, dueña de mis palabras

07 de enero 2009 - 01:00

LOS refranes pueden servirnos de guía. Ahora bien, como todo en este mundo, el nacimiento de cada día provoca la oxidación de las cosas, ya sean materiales o inmateriales, dejando obsoleto el así denominado saber popular; ya que éste proviene de un momento histórico concreto. Analizar el refranero español para adaptarlo a las variaciones sociales y conquistas logradas hacia la libertad y la igualdad de oportunidades se convierte en imprescindible. Uno de los refranes que más me llama la atención es 'esclava de mis palabras y dueña de mi silencio'. Yo lo configuraría al revés, soy esclava de mi silencio y dueña de mis palabras. ¿Quién se expresa sin tener la convicción de la veracidad en ese momento y en esas circunstancias de lo manifestado? Sería ignominioso, desmañado, hablar sin tener la fuerza y la certeza propia de lo dicho. Por eso soy dueña de todo aquello que digo, incluso dueña de mis errores, ¡afortunadamente! Sintiéndome así libre de poder expresar lo que pienso, libertad que no me vincula más allá de mi certidumbre en lo expresado. Es una contradicción sentirse dueña de lo que no se ha dicho pues no existe más que para uno mismo. Sin embargo, sí soy esclava de mi silencio al limitarme. Entendiendo que quien justifica sus limitaciones es aquél que ciertamente las tiene. No es posible ser dueña del silencio, no se puede poseer lo que no existe. Toda esta reflexión nos lleva a la valentía, al querer disfrutar arriesgándonos a vivir y a equivocarnos. Defiendo a ultranza la vida y, así mismo, como condición sine qua non a vivirla, que son cosas diferentes. La vida es demasiado corta como para dejarla escapar de nuestras manos, verla pasar y no disfrutarla. Hay que vivir de tal manera que no nos avergoncemos nunca si se divulga por todo el mundo lo que decimos o hacemos, incluso si lo que se divulga no es cierto... Siendo dueños de nuestras palabras y esclavos de nuestro silencio, animo a prescindir del silencio. Finalizadas estas hermosas fiestas navideñas mi deseo, mi anhelo es que viváis siendo dueños de vuestras vidas, que se abandone la sensación de vivir por la vivencia de vivir. La ilusión que no es más que una representación que sugiere la imaginación, ha de ser para los más pequeños. Los adultos no debemos ilusionarnos, que es tanto como decir, engañarnos, tenemos que asumir la realidad y disfrutarla. FELIZ MÁGICO AÑO NUEVO 2009.

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