Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

El 4 de julio de 2007 se produjo el cierre definitivo de Delphi en Puerto Real, decisión anunciada por la empresa en febrero del mismo año. De nada sirvieron las movilizaciones de los trabajadores, las huelgas generales y el apoyo que todos los partidos les prestaron, unos por obligación, otros por estrategia y algunos, incluso, por convencimiento. En 2007 había elecciones municipales, por lo que los sindicatos jugaron la carta de la presión política para conseguir de la Junta de Andalucía soluciones a los 1.200 trabajadores. 350 elegidos por CCOO y UGT fueron agraciados con un empleo en Alestis, 850 con más de 50 años fueron prejubilados con salarios de 2.000 euros al mes y 400 terminaron olvidados por los sindicatos y las instituciones. Todavía hay juicios pendientes sobre las cotizaciones de aquellos cursos de formación que no servían para nada, salvo para pagarle un salario a los que hacían como que estudiaban. Los dirigentes de UGT y CCOO supieron salvarse ellos mismos hasta el punto de que Antonio Pina, el presidente del último comité de empresa, se buscó una salida particular y se afilió al PSOE de Jerez, tantas lecciones de moral. Desde que hace 40 años el vicepresidente del Gobierno García Díez anunció la instalación en Puerto Real de la fábrica de componentes de General Motors (cuya factoría central se ubicó en Zaragoza), hasta su cierre 25 años después, los trabajadores de Delphi no gozaban de buena fama en otras fábricas de la Bahía; los veían como unos privilegiados donde la Junta de Andalucía volcaba importantes cantidades que terminaban en magníficos convenios. Por citar algo: los que trabajaban en fin de semana tenían un taxi a su disposición. No sé si es verdad la leyenda sobre el absentismo de la factoría -algún famoso chirigotero era conocido como El Bajista-, aunque contaban que cuando llegaba el Carnaval aumentaban las bajas. Decían que los trabajadores de Delphi no solían apoyar las movilizaciones de otros sectores laborales cuando reclamaban adhesión. El PP, en la oposición en la Junta, en el poder en el Ayuntamiento de Cádiz, azuzaba a los trabajadores contra aquellos que consideraba sus adversarios, lo saben bien Los Ángeles de Chano y La Cajera, incluido un intento de asalto a la sede de la Asociación de la Prensa y persecuciones por Cádiz y San Fernando, cuando los valientes se congregaban y se sentían fuertes escondidos en la masa. Llegaron a pagar a escote la multa impuesta a un trabajador condenado por agresión. El tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos, pero conviene no olvidar lo que pasó para que no vuelva a ocurrir. Incluso algún trabajador que tuvo que irse fuera de España para subsistir.

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