Con la venia
Fernando Santiago
Zambombá
Al parecer no es verdad que Cervantes escribiera en El Quijote "Cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar a las piedras". Mil otras cosas hay pero no ésta. Que es mucho más antigua, por lo menos en la idea de la sorpresa que han de producirnos algunas conductas humanas o algunos hechos extraordinarios. En un romancero derivado del Cantar del Mío Cid, cuando Rodrigo Díaz de Vivar le dice a Alfonso VI "Muchos males han venido por los reyes que se ausentan", es el monarca el que replica "Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras". Antonio Gala sacó la idea de ahí, de las piedras mudas que si pudieran hablar lo que han visto y oído nos petrificarían a nosotros. O nos llenarían de alegría y gozo, eso también.
He recordado el apócrifo cervantino con este tan-tan de la selva que suena atronador por los rincones de España, en el sentido de que mueren los dos grandes partidos que han logrado el progreso y la paz de España y de los arriscados españoles durante más de 30 años por la irrupción de un partido de jóvenes comunistas que han levantado el estandarte de la desesperación y el descontento "de las masas", atónitas ante el cuadro de putrefacción nacional, de corrupción en todos los niveles de la vida pública y, sobre todo, por sufrir indiscriminadamente la crisis brutal del sistema económico y social mundial, que ha golpeado a algunos países, como España, mucho más que a otros. Digo en las televisiones. Y en las redes sociales.
La idea lanzada de que "los viejos partidos" (como en la España de la Restauración) son maquinarias obsoletas y corruptas que han generado "una casta" cleptocrática que debe ser desalojada del poder para la salvación de la Nación es el discurso, más o menos. Susana Diaz ha dicho diferenciar claramente "la música de la letra" de este discurso que -¡todo el mundo al suelo!- dicen que el CIS va a decir que es el partido primero en "voto directo" para las próximas elecciones. Pero bien, cierto es que ante un cuadro estupefaciente de los grandes partidos surgen movimientos espontáneos que someten a la Nación a un stress inusual y dramático. En Italia, tras los procesos a los corruptos del PSI y la situación de la Democracia Cristiana tras el asesinato de Aldo Moro, llegó Berlusconi con su democracia televisiva, férreamente controlada. Con el resultado conocido. En Francia la extrema derecha de Le Pen se acerca al Eliseo y en otros países han aparecido recetas "bolivarianas". El caso español, ¿cuál será?
Todo lo anterior puede ser una mirada de arriba abajo pero podíamos utilizar el procedimiento inverso. Y analizar a esta luz hechos como los denunciados estos días por el alcalde Loaiza, que pide a la Juez Alaya que investigue la situación dejada por unos y otro en el CTI, alquilado por empresas de Ojeda para cursos de formación, investigados por la Justicia como un procedimiento -otro- de saqueo de dinero público. ¿Cosas veredes? ¡Qué duda cabe! Porque antes de prender la tv (como se dice en la otra orilla del idioma) uno se pregunta que quién caerá hoy porque la corrupción es este "fablar de las piedras" que dicen que decía Miguel de Cervantes un su obra inmortal, y no era así…
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