Notas al margen
David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
LO que caracteriza un trabajo bien, regular o mal hecho depende muchas veces del interés, el cuidado, la diligencia o el esmero que se ponga en hacerlo, lo que se denomina 'celo profesional', muy diferente de lo que se conoce como 'celos profesionales', que en definitiva viene a ser sentir 'celos' del progreso que un compañero hace en su puesto de trabajo. Resulta curioso que las personas que realizan su trabajo con menos celo profesional son los que tienen más celos profesionales de los éxitos de sus compañeros, y esto es mucho más evidente en nuestro país. De hecho se dice que el mayor pecado capital de los españoles es la envidia, que es otra forma de encajar los celos profesionales (la peor forma). Cualquier trabajo o tarea se puede hacer regular, bien o mal, independientemente de la retribución que se perciba por ello, pero hacerlo con celo profesional es clave en el éxito de la empresa o institución en la que trabajes, por ejemplo la Universidad.
Ser profesor e investigador en una universidad es una de las profesiones más apasionantes que existen: puedes descubrir cosas y transmitirlas, y también puedes transmitir a tus alumnos lo que no has hecho tú, pero han hecho tus compañeros u otros compañeros de cualquier universidad o centro de investigación en el mundo. Crear y difundir el conocimiento a los jóvenes es una hermosa tarea. La abundante mala fama que está cayendo sobre los profesores e investigadores universitarios es injusta. No es cierto como dicen por ahí que la universidad no vale para nada, que no forma a los alumnos para el mundo laboral. Esto lo dicen quienes piensan que la universidad tiene que ser una casa de formación profesional. Están equivocados, la universidad forma en adquirir aptitudes para formarse durante toda la vida, pero siento decirlo, esto solo lo consiguen los profesores que ejercen su trabajo con celo profesional, los que van más allá de lo que le pide su contrato de profesor e investigador o su estatus de funcionario. Y son muchos más de lo que se piensa. Ninguna norma restrictiva del gobierno actual, se diga lo que se diga por los pasillos, va a frenar el celo profesional que los profesores e investigadores de la universidad ponen en su trabajo.
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