La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Sánchez aguanta más que el teletexto
COMO lo prometido es deuda, hoy toca hablar de la c/ Sopranis, que fue, en su día, la más importante de Cádiz, como lo atestiguan las casas que allí se labraron y cuyo esplendor se debe a que, por su proximidad al muelle, fue la preferida por los Cargadores a Indias, nacionales y genoveses, durante los siglos XVII y principios del XVIII. Su nombre data de 1581 y parece se lo dieron porque allí se estableció una familia de genoveses, cuyo apellido de Soperanis, aquí se castellanizó como Sopranis. El abogado jerezano, Alfonso Patrón de Sopranis, Marqués de Casa Vargas Machuca, puede ser un descendiente de esta familia. Que fue una calle de la mayor importancia lo demuestra también que en el número 21 se efectúa la primera instalación de gas, para alumbrado, en nuestra ciudad. Desde entonces se la conoce en el barrio como la Casa del Gas. La calle es una muestra del urbanismo de la época, con edificios muy similares y característicos y destaca la Casa de los Lilas, de estilo barroco tardío, que fue cuidadosamente restaurada por el anterior Ayuntamiento, y que está dedicada a oficinas municipales de Urbanismo, con una interesante escalera, desde el punto de vista arquitectónico. En frente de ella, una casa palacio con portada de mármol.
Hoy la calle, que va desde el compás del Convento de Santo Domingo hasta San Juan de Dios, aunque no tiene la exclusiva de tabernas y tiendas de ultramarinos como en tiempos de Alfonso de Aramburu, sino que la comparte con Plocia y algunas más, quedan, en su recorrido, muchas muestras de esa vocación restauradora o, tomándole prestada la expresión a Monforte, donde se puede "comé". Así, desde la cocina sudamericana de Rayuela, que usa el nombre de la novela de Cortázar, relativa al juego que aquí llamábamos "el avión", desgraciadamente desaparecido de los juegos infantiles (aunque sea más sano y menos peligroso que ir en búsqueda de "pokémons") hasta cocina de alta gastronomía como la del restaurante Sopranis, cuyo menú de degustación es más que elogiable, pero que si su acompañante es un comilón, será mejor que antes lo lleve de tapas, al local que tienen en la esquina. En la Rambla, con especialidades gallegas de los hermanos Olimpio y Raúl, ya jubilados, he disfrutado de sustanciosos platos de lacón con grelos, con su caldo, de entrada y otras de la zona. También está en esta calle, el "Horno la Gloria" de la familia Ruiz, que perfumaba la calle, con olores de panes y dulces, recién hechos, suavizando los picantes de la Fábrica de Tabaco, cercana.
POSDATA: sé de sobra, después de ser cliente del Atxuri desde que se fundó, que el apellido de Ion es Monasterio. Anasagasti era su tío, el del "Sardinero". En todo caso, disculpas.
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