El Alambique

Manolo Morillo

Antonio 'Anzonini'

17 de marzo 2016 - 01:00

ANTONIO Macías Bermúdez (Antonio Anzonini), nació en Cádiz, dice él, que por exigencias del guión en el verano de 1969. Ese año estábamos casi todos con un pie en la Tierra y otro en la Luna. Pasó su infancia en la Ribera del Río, entre el Parque Calderón y Puerto Escondido, se crió como se dice por aquí bien ensolerao de El Puerto y lo portuense.

Antonio es un hombre de ciencias que ha sabido rodearse de las letras adecuadas cuyo primer contacto con el arte lo tuvo en un grupo de teatro de las escuelas municipales de teatro allá por los años 1986-87. Fue en su colegio de SAFA y San Luis donde encontró el entorno adecuado que le permitió formarse tanto cultural como socialmente, y lógicamente empezar a cultivar su afición por la guitarra flamenca que ya le venía desde los ocho años.

Ha sido autodidacta del toque hasta que decidió irse con un grande a recibir clases de ese instrumento que tanto le apasiona. Se fue a Jerez con el guitarrista y profesor de guitarra Manuel Lozano El Carbonero que le sacó de la anarquía 'tocaora' en la que vivía y puso en orden sus conocimientos previos.

Como tocaor de guitarra ha acompañado a muy buenos cantaores, entre ellos a su gran amigo porteño Jorge Ramírez el Wilo del Puerto (Niño Juan) al que augura será profeta en su tierra porque, dice, tiene madera de grande con metal en la garganta a la vez de ser un gran estudioso del cante flamenco como lo es él.

El pasado lunes Antonio Anzonini, nieto del afamado bailaor Anzonini del Puerto, ese que bailaba en una losa y que llegó a impartir conferencias ilustradas en la Universidad de Washington, dio una máster class sobre los palos del flamenco en la Tertulia del Ermitaño de esas que dejan huella a los profanos como yo, y en la que vino a reivindicar que ese "Flamenco, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad" sea asignatura obligatoria en la enseñanza reglada de nuestro país. Antonio Anzonini se declara públicamente como un "flamencoadicto". Su quejío clamando por el flamenco se escuchó por toda la bajamar. Paco de Lucía, el hijo de la portuguesa, tocaba y Camarón cantaba por los tercios de los fandangos como él sólo sabe.

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