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Tribuna libre

Juan Antonio Laluz / Ex Hermano Mayor De Columna

Anoche soñé con Dios

Anoche soñé con Dios, soñé viéndole en su Entrada Triunfal camino de la Alameda, Prendido en su traslado a la Iglesia del Carmen, Cautivo desde San Francisco a Santa Cruz, cruzando las calles con la cruz en su Mayor Dolor desde San Juan de Dios hasta su iglesia que se reabría al culto, Crucificado de Misericordia en una esquina de Capuchinos trasladándose hasta la Palma o desde Santa María a Santa Cruz pidiendo Perdón por todos los pecadores, amortajado en una urna en su Santo Entierro saliendo de Santa Cruz a Santa María. Resucitado.

Soñé con San Lorenzo, trasladando al Señor de las Penas o a María Santísima de los Dolores hasta la Catedral. Soñé con Nuestra Señora del Carmen en sus caminos de fe por diversas parroquias, conventos e iglesias de Cádiz.

Soñé con Dios en una noche de primavera, bajo la luna llena de Jueves Santo, Sagrada Cena, en el que le sentí profundamente con una fuerza extraordinaria mientras lo veía trasladándose desde Santo Domingo a San Agustín para presidir un altar en el Corpus. Soñé con mi Patrona, la Virgen del Rosario, trasladándose a la Catedral para acompañar a Jesús Sacramentado o a María Auxiliadora para su coronación canónica.

Soñé con Él, avanzando ligero por San Severiano camino de un Huerto, Getsemaní imaginario en el que ofrecería al Padre su Oración. También tenía recuerdos tuyos, Cristo de las Siete Palabras, cuando te dirigías desde San Severiano a San Juan de Dios.

Aire tenso de madrugada en el que sentí incluso infinidad de oraciones que como perfumado incienso subían hacia el Señor desde los corazones de todos los que contemplaban los traslados.

Anoche estaba soñando con Dios y un sudor frío recorrió mi cuerpo, en mi cama las fuerzas me faltaban y el corazón se me estremecía. Estaba en la parroquia de San Antonio y... Jesús Resucitado, ¡otra vez más! sería metido en una furgoneta.

Y soñé contigo Señor, y desperté, y me di cuenta ¡son tantísimas las cosas que puedo y podemos hacer por Ti, y son tan pocas las que hacemos ! o nos dejan hacer. Me di cuenta que tu mirada no fue solo en ese instante mágico de la vigilia del sueño, sino que todos los días, cada instante, Tú me ves y estás conmigo y con nosotros. Dame y danos fuerzas JESÚS RESUCITADO para poder ser fieles penitentes seguidores de tu camino, y saber sobrellevar sobre nuestros hombros el Arroyo de la cruz que Tú nos vas ofreciendo, dame y danos fuerzas para poder aguantarte la mirada cuando vuelva, cuando volvamos a estar ante Ti.

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