Siempre me he preguntado por qué la gente hace alpinismo. Eso de subir a lo alto de una montaña de 8.000 metros para bajarse después y además sin que en lo alto haya un bar, no lo he comprendido nunca… las cosas de los catetos digitales. Por eso la semana pasada me interesé mucho cuando me enteré de que en Jerez estaba el Aneto, la única montaña del mundo que a sus pies no tiene hierbas y flores, sino una montaña de papas fritas, a y a veces, un poquito de lechuguita.

Así que me convertí en el primer alpinista del mundo especialista en "cumbres empanás" y me adentré a subir a todo lo alto de cada uno de los mejores anetos de Jerez, acompañado de una cantimplora de Cruzcampo fresquita y un anorak relleno de picos que no dan calor pero acompañan muy bien los bisté empanaos.

El Aneto en Jerez no es una cumbre borrascosa sino una pechuga de pollo abierta por la mitad y rellenados sus interiores con una loncha de jamón serrano y un poquito de queso en estado fundente. Luego se empana el conjunto, se fríe y se pone bajo una salsa castellana embellecida con champiñones y taquitos de jamón. Es como un primo hermano del San Jacobo, pero apechugado.

El momento más difícil fue cuando en una de las ascensiones hubo un alud de queso fundido que por poco me sepulta la fritá de papas… afortunadamente, en el último momento logré evitar la situación límite con un miajón de pan.

Ascendí varias cordilleras de papas fritas. Me emocionó especialmente la que me pusieron en el bar El Rincón de Castro, un reducto del gigantismo alimenticio donde te ponen un Aneto que puede pesar cerca del kilo y que hacen falta lo meno dos alpinistas o alpinistos para coronarlo, aún a riesgo de sufrir un "engollipamiento" en plena ascensión (el engollipamiento es el principal riesgo que sufrimos los que practicamos el alpinismo empanao. Yo una vez sufrí uno a punto de coronar una fuente de croquetas de bacalao). El Aneto de El Rincón de Castro llevaba unas papas fritas, tipo puente nuevo… pero del tamaño del puente nuevo de Cádiz… yo creo que sin darme cuenta subí lo que se conoce como el Gran Papón del Colorado.

El momento más difícil fue en el mesón Los Gavilanes. Ante mí, cuando estaba perfectamente pertrechado con un tenedor de cuatro puntas antideslizante se me presentó un paisaje de "Aneto" con una fritá de papas al Norte y una piriñaca al Sur. Como ocurre muchas veces con los grandes alpinistas… hubo que llamar a la Guardia Civil, pero no para que me rescatara sino para que me desalojaran de allí porque yo estaba dispuesto a batir todas las marcas internacionales en materia de alpinismo empanao y quería subir aquel Aneto 8 veces. Retírese por favor que se me va usté a empachá, me dijo el teniente de la Benemérita en misión de rescate.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios