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Aleluya

El 'Aleluya' de Leonard Cohen se ha convertido en un himno ecuménico que se canta en todas partes

Durante la misa de Pentecostés, en el último Rocío, varios coros rocieros cantaron el Aleluya de Leonard Cohen. No soy nada rociero ni siento una devoción especial por Virgen alguna, pero esa versión rociera del Hallelujah de Cohen es maravillosa (se puede ver en Youtube), igual que lo fueron la versión flamenca de Enrique Morente o tantas otras que se han hecho a lo largo de estos años en todo el mundo. De hecho, el Aleluya de Cohen se ha convertido en un himno ecuménico que se canta en todas partes. Hay versiones en árabe, en ruso, en hebreo, en español y en docenas de otras lenguas. Lo cantan los coros sudafricanos de Soweto, los niños rusos que participan en The Voice Kids o los escolares irlandeses que celebran el fin de curso. En Youtube también hay docenas de vídeos de bodas en los que se canta el Hallelujah. Algunas de esas bodas son españolas, y en ellas se puede apreciar el canto espontáneo de la gente anónima que ama esa canción y la ha hecho suya.

Lo bueno del caso es que el Hallelujahde Cohen no es un himno estrictamente religioso, sino una canción sobre el amor físico y sobre las relaciones de pareja, pero también sobre la tortuosa mecánica de la creación artística, y yendo más allá, sobre la entrega absoluta a la voz interior, esa voz que Cohen llama elDios de la Canción y que al final puede convertirse en el Dios en el que crea cada uno de nosotros, si es que creemos en alguno. En su momento, los ejecutivos de la casa de discos de Cohen se negaron a distribuir el álbum (Various Positions) donde venía la canción porque lo consideraban invendible. Ahora mismo debe de ser una de las canciones más rentables de la historia. El Señor de la Canción es así de caprichoso. Y de justo, a veces.

Hay gente que se escandaliza al oír las versiones del Aleluya: los puristas cristianos porque no es una canción religiosa, y los puristas laicos porque la ven convertida en un himno religioso que tampoco es. En realidad yo creo que Leonard Cohen se sentiría muy orgulloso al verla cantada en el Rocío, del mismo modo que se sentiría igual de orgulloso al oírla tocar por cualquiera -como Jeff Buckley- que la considerase un himno dedicado al amor físico. En el fondo, el Señor de la Canción ama por igual a unos y a otros, siempre que sepan entonar el himno con el mismo entusiasmo -y dolor y entrega- con que lo compuso Leonard Cohen.

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