Se llamó así. Y Ferias y Fiestas del Carmen y de la Sal. Del Carmen y la sal. Velada de Ntra. Señora del Carmen, y se instalaba en la calle Real, en el parque y en la Magdalena. Era una feria muy de aquí. La memoria investigada la hace más participativa y con más actos que ahora. Había cucañas en el Zaporito. Y tiro pichón en el Inesperado. Y toros.

En el atrio del Ayuntamiento, además de la coronación de la reina y sus damas, se celebraban los Juegos Florales del Carmen y de la Sal, donde se procedía a la concesión de la flor natural al poema elegido por el Jurado selecto que nombraba el Ayuntamiento, y había mantenedores y pregoneros. Y vestidos de gala. Francisco Montero Galvache, isleño, fue un pregonero que marcó hitos, glosando nuestra sal, y era muy seria la afluencia de personas que acudían al acto literario, de pie y sin sillas. Pepe González Barba, Emilio de la Cruz, director de este Diario de Cádiz, o Pepe Cervera, pregonaron las fiestas y la cultura.

Se celebraba el Salón Nacional de Pintura y el de fotografía, este con la cañaílla de oro para el ganador, premio muy reputado nacionalmente en su tiempo. En la prensa aparecían poemas, ditirambos y loas a nuestra patrona, y también oraciones. Poetas como José Carretero Troya, Concha Carriedo, Gitanilla del Carmelo, o Gaspar Fernández de León, corresponsal de Diario de Cádiz y cronista oficial de la ciudad, Don Felipe García Cantalejo, Diego Berraquero Miril, Francisco Montes Aguilera, fundador de la Academia de San Romualdo…

Por las tardes, esas tardes de sombra de la plaza del Rey, en el 44 mi apreciado Enrique Montiel nos reunía con Fernando Miranda, editor y director de Mirador de San Fernando. Allí se decidía quienes interveníamos en los números extraordinarios de la Velada. Eran otros tiempos y otros políticos, no los cacofónicos de ahora.

Había cultura. Y no se excluía a nadie, como ahora, como antier. Enrique Montiel, prosa, Juan Mena y yo los poemas de la Virgen. Solía aparecer por la mano de German Caos el boletín Isla, de la sociedad de fomento, con textos relativos a la misma. Los premios literarios fuera de la Isla, los importantes, entonces había cultura y no truculencias con editoriales de tres al cuarto, estaban de Jurado o publicando. Escritores locales, Purita Galán, María Sánchez. Concepción Pérez Baturone, primera mujer académica de San Romualdo, Soledad Salinas, JuanJosé García Sánchez, Juan Rafael Mena…

La memoria es un grito del olvido. Mi querido amigo y doctor Juan García Cubillana, llevaba un ciclo de conferencias sobre el centenario de la Plaza de toros, hoy perdida para la lidia, y me daba la oportunidad cómo escritor y conferenciante, cuando no me conocían ni las hormigas de mi casa.

Con Juan Mena, en la plaza del Rey, oímos el fallo del Jurado de los ganadores de aquel año, creo que 1971. Lo había ganado Pagador Otero y el finalista había sido el finado Miguel Martínez del Cerro. "Sal de la sal de los esteros" que terminaba su poema. "La sal le llega al hombre por la boca, hermana mineral de dentaduras, arañazo de todas las gargantas", empezaba el de Pagador.

Todavía suena a nuevo y no carca… Y no olvido al tío de mi amigo Traverso. González Camoyano, trovador de la Virgen, la de la capa de nardo con el hábito pardo…

Ahora, que nos ha tocado la china, no hay de nada que se parezca a la cultura. Y muchos nos entendemos. 

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