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El Parque de la Loma del Puerco ya no es el Parque de la Loma del Puerco. Es el Parque de la Batalla, de esta batalla de 5 de marzo que cada año debemos -y tenemos también la obligación- de rememorar. Es decir, de recordar a sus más de tres mil víctimas, pero también de traer de nuevo a la actualidad, reivindicar, reconstruir, releer si cabe. Quienes quieran pasear ahora por este parque, verdadera atalaya sobre La Barrosa, se van a encontrar que la nueva denominación de Parque de la Batalla es más que un nombre fijado en sus puertas: es si cabe su verdadera razón de ser, su identidad, su porqué.
Este cerro de la Cabeza del Puerco, y simbólicamente el perímetro que ocupa este parque urbano, forma parte "del legado patrimonial de los lugares vinculados a las Cortes y a la Constitución de 1812". Está protegido como "sitio histórico" por la Junta de Andalucía e inscrito, en consecuencia, como Bien de Interés Cultural en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con fecha 29 de febrero de 2012. Esta adscripción se debe, como reconoce el decreto 51/2012, a que fue aquí donde se desarrollaron los combates más recordados del 5 de marzo de 1811.
La batalla tenía un único objetivo: conseguir que el ejército napoleónico levantara el cerco a la ciudad de Cádiz, sede de la Regencia y de las Cortes Constituyentes. De caer Cádiz, España no podría hacer frente al invasor francés. El sitio de Cádiz, como también se le nombra, se había impuesto el 7 de febrero de 1810. El mariscal Soult había instalado su cuartel general en Chiclana y dispuesto de "fuertes" con artillería a lo largo del caño de Sancti Petri y la Bahía, sobre todo en Matagorda y el Trocadero.
Incluido dentro de la Ruta Napoleónica que el Ayuntamiento de Chiclana inauguró el año pasado, en el interior del parque ha emergido un túmulo y diez pilares de mármol de Macael, de sección cuadrada, en forma de obelisco. Constituyen un necesario apunte a esta loma del Puerco que recordamos como lugar de enterramiento, como memorial, como la sepultura pendiente de muchas de las víctimas mortales. Recuerdan los principales hechos que sobre este mismo parque se desarrollaron aquel 5 de marzo de 1811 y rememoran una batalla que, como la pintó Louis François Lejeune, fue dramática, heroica y sangrienta.
A las ocho de la mañana del 5 de marzo de 1811, las tropas aliadas llegaron a esta Loma del Puerco. Tras desembarcar en Tarifa y Algeciras, alcanzaron Benalup y cruzaron la gran laguna de La Janda. Tomaron Vejer y tras descartar dirigirse hacia Medina, como estaba previsto, siguieron la línea de costa hasta alcanzar este cerro, aproximadamente por este terreno. Desde aquí, Lapeña dio órdenes a Lardizábal y el príncipe de Anglona de atacar a Villate, que había aparecido por Torre Bermeja y amenazaba el puente de barcas de Sancti Petri. Lapeña avanzó por la playa de La Barrosa y ordenó al brigadier Juan de la Cruz Morgeon permanecer en la loma con los batallones Ciudad Real y Guardias Valonas. Además de las fuerzas del mayor Browne y el brigadier Begines. Al general Graham, Lapeña le ordenó proteger el flanco derecho y avanzar por el pinar de La Barrosa hacia Torre Bermeja, donde tenía previsto unir todas las fuerzas aliadas. El objetivo era liberar el cerco al caño de Sancti Petri y, al día siguiente, tomar Chiclana y Puerto Real.
El primero de los obeliscos coincide con el punto más elevado de este parque de La Batalla, ahí estuvo la denominada "Vigía de La Barrosa", una construcción ya entonces en ruina que también aparece descrita en la cartografía de la época como "capilla" o "ermita", incluso "casa blanca". Es evidente que no debe ser confundida con la cercana Torre del Puerco. Más que la construcción, en donde el ejército napoleónico erigió ocho cañones, este punto fue fundamental en el desarrollo de "nuestra" batalla.
Tomar esta cima se convirtió en el objetivo del recio combate entre las tropas del general Graham frente a las del mariscal Victor. El propio Graham denomina la batalla como "de la Vigía de La Barrosa". El general británico, advertido de que las divisiones de Leval y Ruffin habían tomado la loma con la intención de "envolver" a las tropas aliadas, dio media vuelta en el pinar de La Barrosa y se dirigió hacia la "Vigía", dispuesto a recuperarla. Cuesta arriba y ante un mayor número de soldados franceses, ordenó atacar al 95º de Fusileros y las compañías ligeras del mayor Browne.
El día 5, desde las 11, la Asociación Pro Fundación Batalla de La Barrosa recorrerá estos obeliscos. Recordaremos a los batallones Ciudad Real y Guardia Valona, a los húsares alemanes, a la brigada de Dilkes asaltando la loma, el fin de los generales Ruffin y Rousseau, a Masterson haciéndose con el Águila imperial, el 87º Regimiento de Infantería Royal Irish Fusiliers frente al 8º de Línea francés, la reorganización de las tropas de Victor. Incluso a los marqueses de Bertemati y a don Guido Williams celebrando el "Barrosa Day". Memoria, homenaje y también justicia.
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