Muchas veces escribí acerca de Santa Catalina, de sus murallas, del fuerte, del abandono, de su utilidad, del sueño inalcanzable del mirador mas bello de la Bahía, y por fin, aun siendo motivo de que todos se apunten un tanto, pues Beardo se alegra de conseguirlo, aunque sea Costas quien lo ampare, Betilo quien diga que lo consigue, y el PSOE quien se apunte el tanto por ser el Gobierno de su partido quien lo apruebe, por fin es una realidad.

Triste es ver como todos se arrojan sobre sus restos para apuntarse un tanto, pero da igual, qué más da, porque a esas piedras les importa bien poco, y a quienes lamentamos su estado, mucho menos.

Queda ahora no solo ver que se hace en realidad, pues la consolidación de los lienzos es tarea importante, pues al final sería el mar quien se apuntara un tanto. Pero queda mucho más, la expulsión de la maleza invasora, que cual francés durante aquellas guerraa trató de destruir el enclave, como ahora. Queda el darle utilidad, porque no hay mayor mal para la piedra que el abandono, y ese baluarte aún puede dar mucha paz. Un mirador con su historia, descanso para quienes anden recordando a Blas de Lezo, sentir el cálido abrazo del bronce en las troneras, enseñando a los más jóvenes para que servían esos huecos abiertos en su pétrea muralla.

De recreaciones ni hablamos, pero al menos un espacio para alguna actuación con la Bahía como fondo será algo idílico. Lo cierto e innegable es que ese trozo de la historia de El Puerto merece la restauración y mucho más, merece ese homenaje y admiración, no el olvido y el abandono. Solo espero que el impulso, venga de donde venga, independientemente de a quién haya que agradecerlo, al margen de quien lo ejecute, no vuelva al olvido, porque estamos muy acostumbrados a que solo se mire el redito político, siendo secundario lo que a todos los demás nos importa, nuestro patrimonio y nuestra historia.