Análisis

josé blas fernández sánchez

El tribunal supremo es de cádiz

Cádiz tiene que ser el encuentro de juristas y amantes del Derecho y sede de debates

Tal vez sorprenda este titular, pero al decir que el Tribunal Supremo es de Cádiz, he querido reivindicar lo que para muchos es algo que no puede pasar desapercibido, pues son muchas las veces que los gaditanos presumimos del legado de nuestra historia, de nuestros monumentos, de nuestros acontecimientos y de todo aquello que nos hace ser acreedores de tanta historia, pero olvidamos acontecimientos que nunca deberían dejarse en el baúl de los recuerdos y que si lo ponemos en valor actual, seremos mucho más fuertes ante esa enriquecedora historia de Cádiz.

El Tribunal Supremo tiene hoy su sede en Madrid y es un órgano jurisdiccional único, pues posee jurisdicción en todo el territorio nacional, salvo las competencias que corresponden al Tribunal Constitucional, pero para no perderme e ir a donde voy, ese Tribunal Supremo fue creado en 1812 por Las Cortes de Cádiz y para ejercer las competencias que estableció el artículo 261 de esa Constitución gaditana. Este Alto Tribunal, como lo denominó el artículo 259 de esa Constitución, no debe olvidarse para nadie que quiere conocer su historia, pues surge en un determinado momento, donde tal vez, por la influencia de los filósofos franceses que tenían nuevas y modernas teorías del Derecho fue lo que se reflejó de manera importante en esa Constitución gaditana, donde por Decreto de 17 de Abril de 1812, quedó instaurado el Tribunal Supremo en Cádiz, para marcharse luego a Madrid, con esas Cortes y con el propio Fernando VII, quedando por tanto, toda esa historia, nacida en esta ciudad, en poder y en herencia de la capital del Reino, pues hasta fue modificado su nombre, de "Tribunal Supremo de España e Indias", por el de "Tribunal Supremo de Justicia".

Con esta breve pero necesaria historia, toda España e Iberoamérica recuerdan dentro de sus estamentos jurídicos que el Tribunal Supremo nace en Cádiz y dentro de la primera Constitución Española, como fue la de "La Pepa", pero qué poco nos acordamos de ello quienes estamos en esta ciudad que lo vio nacer. Estoy seguro y convencido que si este Alto Tribunal hubiese nacido o se hubiese creado en otra ciudad española, hoy tendría una magnífica sede donde dignamente albergase sus recuerdos. Posiblemente, el Palacio de Recaño que lo acogió en su momento hubiera sido su templo, pero no, ahí solo existe una lápida en su fachada que recuerda su paso por aquél inmueble y que ya hoy está destinado para el Museo de El Carnaval.

Cádiz tiene que tener un lugar para ese Tribunal Supremo, tiene que ser el encuentro de todos los juristas y amantes del Derecho y la sede de conferencias y debates y, por qué no, de una Academia de temas jurídicos y legislativos en toda su amplitud, pues nuestra historia es la que es, no podemos olvidarla y hay que avivarla para un encuentro permanente de operadores jurídicos en el ámbito en el que estos se desenvuelven y practican la doctrina y testimonios de resoluciones judiciales, pues gran cantidad de los profesionales del derecho, así lo dejaron patente en los acontecimientos que celebramos en el pasado Bicentenario del 2012.

No deben existir controversias sobre este legado y menos para una ubicación, pero no se puede dejar en el olvido y se hace necesario que nuestras autoridades busquen un lugar idóneo y serio para ese "Tribunal Supremo de Cádiz", donde seguro que será una fuente de riqueza para los pensadores del Derecho y donde acudirán juristas de toda la geografía, pues no se pide más que se le dé actualidad a nuestra historia, ya que es frecuente oír desde muchos puntos de nuestro territorio la típica pregunta que no sabemos contestar: "¿Por qué Cádiz no alberga el recuerdo del primer Tribunal Supremo? Y es cierto, siempre pienso, al igual que otros muchos operadores jurídicos que si el Tribunal Supremo hubiese sido creado en otra ciudad, con cuántos mimos lo guardarían y con cuántos eventos contaría. Seguro que quienes nos desenvolvemos a diario en ello, tendríamos la suerte de conocer decenas de momentos para el recuerdo y el desarrollo de actividades jurídicas, pero no es así, aquí, en Cádiz, y en estos momentos, la única historia que se recuerda permanentemente y no lo digo más que con envidia sana, son los acontecimientos del Carnaval y de la Semana Santa; parece como si el resto de las cosas y de la historia de esta ciudad solo estuvieran para los museos y, por tanto, los poderes públicos tienen que apostar por lo que puede ser otra fuente de riqueza para la cultura gaditana, pues el "pan y circo" es efímero y solo sirve para llenar "estómagos agradecidos", pero en conclusión y es aún más triste el que ni tan siquiera una ciudad que tuvo ese indiscutible y necesario Tribunal Supremo hoy lleva desde el 2001 esperando la Ciudad de la Justicia, lo que demuestra que con esta pobre ambición, hablar del Tribunal Supremo es casi peyorativo.

Desde aquí, considero que sería bueno crear una plataforma para que las distintas administraciones apuesten por este deseo, que será de largo alcance.

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