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Alejandro Pérez Hurtado de Mendoza es un profesor de la Universidad de Cádiz que lleva toda la vida estudiando y trabajando en nuestro medio natural. En los últimos años ha logrado centrar investigaciones muy importantes en un espacio concreto, la puertorrealeña Salina de la Esperanza. Pero sus esfuerzos abren caminos y sitúan la cuestión principal en todo el espacio natural de la Bahía. Se trata de recuperar tres paisajes importantes de las salinas: el paisaje cultural, el paisaje ambiental y el paisaje económico de forma integral. Parece una verdadera posición de principios. Se le suele entender perfectamente cuando habla de lo que tanto sabe. “La vuelta de fuera posibilita que las salinas, las acuiculturas cumplan su valiosa función interior”, nos dice el doctor Pérez Hurtado de Mendoza. No porque la alcaldesa isleña se haya significado pidiendo a Costas y a la Junta la solución de las vueltas de afuera, cuyo estado es poco recomendable, porque se trata de un criterio técnico que afecta a “los paisajes”, que muchos, desgraciadamente, no acaban de ver. Unas vueltas de fuera en perfecto estado generan “no sólo protección del exterior de la subida del nivel del mar sino que permiten crear la necesaria diferencia con el exterior”. Una salina con la vuelta de afuera rota “pierde todo el potencial de sus estructuras internas, de sus estanques diferenciados, esa gran diferencia interior de estanques, niveles de agua, salinidad…” Ello permite no sólo “el sabio y paciente manejo del agua por parte del Maestro Salicultor y/o Acuicultor”, permite también el mantenimiento de la biodiversidad y otros valores ambientales característicos de las salinas, “el desarrollo de la economía azul, la recuperación de la cultura asociada al territorio”. El profesor de la Facultad del Campus de Puerto Real nunca pierde de vista el esquema de los tres paisajes de los que hablaba al principio, ¿mas dónde verdaderamente está el problema? El problema no es, evidentemente, el penoso estado de las actuales vueltas de afuera sino la implementación de las medidas urgentes que solucionen el mismo. “El poder tener zonas de marismas manejadas con diversas actividades humanas, con sus vueltas de fuera en buen estado propician también una franja de protección ante inundaciones como consecuencia de la subida del nivel de mar”. Es sólo un poco de lo mucho que habría que decir sobre el asunto. Curiosamente, España no es Holanda, donde siempre se ha estado luchando contra el mar y las mareas, logrando protecciones y beneficios. Lamentablemente padecemos una vez más de incurias. Es poco lo que hay que hacer y nos cuesta trabajo creer por qué no se ha hecho ya, por qué no se le ha dado a los paisajes del doctor Pérez Hurtado de Mendoza el obligado tratamiento concreto.
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