Se termina otro año liderado por la dichosa pandemia que se resiste a dejarnos en paz y que además de preocuparnos por la salud, que debería ser lo primordial, agrava o rebaja las previsiones económicas de España y de los demás países del mundo. Vivimos en una política global y por consiguiente lo que perjudica a una país afecta a los demás. Pero además esta crisis infecciosa esta dejando muy al descubierto la crisis política que envuelve al mundo y por consiguiente a nuestro País, que es el que nos interesa. Cada uno se mueve por su lado, con políticas contradictorias y sin un liderazgo que inyecte confianza en los ciudadanos.

Esto de sálvese quien pueda y que los ciudadanos sabemos cuidarnos, no sirve. Los ciudadanos necesitamos una política que nos de certezas, confianza, liderazgos, en definitiva soluciones. Los políticos tienen que asumir responsabilidades que para eso están. Y esta desconfianza es lo que está llevando a una gran parte del mundo a desconfiar de la democracia y al avance del autoritarismo. No es nuevo este pensamiento y son muy diversos los estudios que están llevando a esta reflexión de que la democracia está enferma.

En los Estados Unidos están alarmados por la gran expansión del movimiento antidemocrático de este país. Manuel Castells decía que una mayoría de los ciudadanos del mundo no confían en sus gobiernos ni en sus parlamentos. En Europa existe preocupación por la fuerte subida de los partidos de ultra derecha, como sucede en Francia, Italia y Alemania. En España tenemos a la ultraderecha protegida por los gobiernos de la derecha que pactan con ellos, al contrario de lo que sucede en el resto de países de nuestro entorno. Este blanqueo de los radicales de la derecha, incluso por medios de comunicación, está llevando a un deterioro de la democracia en nuestro país. Yo creo que este deterioro del sistema democrático es debido a la desconfianza de los ciudadanos en la política que se desarrolla en la actualidad, más que al marco político que nos gobierna.

La política se ha degradado tanto en España que es alimento para los populismo tanto de izquierda como de derechas. Basta ver las sesiones de control al gobierno que se celebran semanalmente para darse cuenta del deterioro que sufre la política. Una vez terminada la sección cabe preguntarse y "esto para que ha servido". Absolutamente para nada. Es una puesta en escena totalmente vulgar, chabacana y sin contenido alguno. La política no puede ser eso, no puede caer en la vulgaridad. Se echa de menos esos discursos de los de antes en los que se podía estar de acuerdo o no, pero siempre dejaban un buen sabor de boca. Pero eran políticos con unos buenos currículos tanto profesional como de formación. Ahora nada de esto es necesario para dirigir un chiringuito político. El último informe de Metroscopia reflejaba que para el 80% de los españoles la política en general funciona mal y que los políticos son parte del problema. Hay suficientes avisos de que la política tiene que cambiar, lo contrario es el avance de los populismos. Sean felices en el 2022 y cuídense.

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