El Alambique

Juan Clavero

jclaverosalvador@gmail.com

Una sanidad en almoneda

Cuando aprobé las oposiciones a profesor de instituto me incorporé a la MUFACE (Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado), que me dio a elegir entre la Seguridad Social o una compañía de sanidad privada. Elegí la sanidad pública, más fiable y solvente, y siempre he confiado en ella. Ahora las cosas empiezan a cambiar.

He tenido un accidente laboral en la huerta que cultivo en Benamahoma, una herida seria en la mano por el golpe de una rama que estaba triturando. Fui al Centro de Salud de El Bosque que me derivó al hospital de Villamartín, privado-concertado. Tras una radiografía me hicieron una cura y para casa. Solicité que me revisara la herida mi médico de familia del Centro de Salud de El Puerto, y no había hora libre en toda una semana. Cuando fui a que me realizaran una cura, la enfermera constató que la mano estaba muy inflamada e infectada, y me llevó directamente al médico de guardia. Sorprendentemente, en mi Centro de Salud no tienen acceso a las radiografías que realizan en el hospital de Villamartín, y no podían hacerme nuevas ya que han cerrado la Unidad de Rayos X del Centro de Especialidades de El Puerto, y en el Hospital de Puerto Real tardan días en dar cita para hacerlas. Me recetó antibióticos, recomendándome que, si la mano no mejoraba, fuera a urgencias. Y así fue, terminé en urgencias del hospital de Villamartín, y esta vez sí, me hicieron una ecografía que constató la existencia de varias astillas en la mano; operación urgente y hospitalización durante varios días.

Un mal diagnóstico, la inexistencia de un hospital público en la sierra, la falta de conexión entre hospital privado-concertado y los centros de salud, y la precariedad de medios y personal, pueden terminar teniendo consecuencias muy serias en la salud de los ciudadanos.

Por eso me indigna el anuncio del presidente de la Junta de que se le van a perdonar 100 millones de euros anuales en impuestos a las 20.600 personas más ricas de Andalucía. Se generaliza la peligrosa demagogia populista-ayusiana de ¡a bajar impuestos! ¿Quién paga entonces la sanidad, la educación, la dependencia, las infraestructuras…? En Andalucía hay casi un millón de personas en listas de espera, unas 120.000 para operarse. Pero bajan impuestos a los más ricos

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