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El procés para dummies

No hay vuelta atrás, unos tragan sapos sin disimulo mientras que otros sólo podemos ser caganers en un Belén cutre en el pintamos menos que nada

En mi opinión todo empezó cuando el hijo de Pujol le puso los cuernos a su mujer. Hasta ese momento todo estaba en orden, la derecha catalana bebía cava Freixenet y degustaba caviar de beluga, comentaba los goles de Messi y las ordinarieces de los perroflautas independentistas mientras se hacían unos hoyitos en el campo de golf y cruzaban la frontera hacia Andorra los fines de semana para buscar chollos e ingresar talones. Pero, tras la infidelidad, la cosa cambió. Una mujer despechada con información sensible puso en conocimiento de la justicia los chanchullos de su ex y la familia de éste y para mí fue justo ahí cuando comenzó el "procés"; concretamente, con lo del "qué coño es la UDEF".

El ex Molt-honorable tiró de la manta catalana al tiempo que ascendieron los Artur Mas, Puigdemont, Ponsatí, Junqueras y Rufián. Gente que, por decirlo finamente, decidió vivir de la política catalana con dinero español. Y viendo todos ellos que los problemas llamaban a su puerta, decidieron que la mejor defensa era que su puerta no fuera nuestra puerta, no sé si me explico, que la Comunidad Autónoma de Cataluña fuera Catalunya Lliure y que si el Estatut, la realidad discutida y discutible, y todo lo que vino detrás, se ultradesarrollara hasta que la llegada de los lacitos amarillos y la consulta.

Pienso -y conste que estoy abierto a la posibilidad de que pueda equivocarme- que el procés independentista es una huida hacia delante de políticos corruptos cogidos infraganti. La mejor manera de no ir a la cárcel es esa: escindirnos de un estado que no nos representa ni interesa y que sean "nuestros" jueces los que impartan justicia y no los del Reino de Espanya. Pero, mientras, tiremos de la amnistía, la norma más favorable al reo y de los indultos, llegado el caso. Presos políticos, políticos presos, Lawfare. Un montón de infamias para justificar el escándalo del caso Caixa Catalunya, las sentencias por sedición y malversación de fondos públicos, los bolsones de dinero negro y, por qué no, las cantidades abonadas por el Barça a la familia Negreira.

Encontramos un gobierno débil y necesitado de un cariño travestido en siete votos, pidiendo a bocados más y más cada día. Y da igual que todas las instituciones jurídicas, las asociaciones profesionales, los colegios de abogados o quienes sean se manifiesten en contra del destroce de la separación de poderes, clamando por la independencia del poder judicial y por el principio de Igualdad que proclama la Constitución Española. Da exactamente lo mismo. Pedro Sánchez y sus acólitos nos venden la moto de la concordia, distinguiendo la nación de su comunidad autónoma en un plano de igualdad; acusan a los jueces de ser prevaricadores para justificar una amnistía que incluso en Europa provoca arcadas; pretenden liberar once años de delincuentes convictos y por condenar bajo la premisa de que la justicia se había politizado. Y con ello perdonarán deudas milmillonarias, transferirán competencias fiscales, y nos harán a todos mucho más pobres de lo que ya somos.

No hay vuelta atrás, unos tragan sapos sin disimulo mientras que otros sólo podemos ser caganers en un Belén cutre en el pintamos menos que nada. El aleteo de una mariposa cornuda nos llevó hasta un chantaje inadmisible. No puedo resumirlo mejor.

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