Puente de Ureña

Una historia triste y educativa

Me jubilé como jefe de la unidad de Educación del Ayuntamiento y sentí cómo los planes de estudio aplastaban los estudios

El domingo pasado, el novelista y miembro de la Real Academia de la Lengua, escribiendo sobre Isabel I de Inglaterra quien reinó en una nación próspera, "bajo la sombra benéfica del dramaturgo William Shakespeare, al que los escolares británicos de una razonable educación dentro de lo que cabe en esa época, que vivió un siglo de oro cultural siguen hoy estudiando (a diferencia de España donde su coetáneo Cervantes, el otro gran genio de su tiempo, se le oculta y se le olvida)".

Es cierto, me jubilé como jefe de la unidad de Educación del Ayuntamiento y sentí cómo los planes de estudio, aplastaban los estudios. Por eso cuando daba conferencias en el Isla de León, hablaba del 27, que rescató a Góngora, para, como ondas de piedra en el agua poder evocar a Cervantes, Quevedo, Lope… El pavoroso olvido español.

Shakespeare está enterrado en Stratford-upon-Avon, donde se encuentra la iglesia de la Santísima Trinidad y donde el dramaturgo fue bautizado y, también, enterrado tras su muerte el 23 de abril de 1616, un día después que Miguel de Cervantes. De hecho, ese templo se ha convertido en todo un museo del poeta y por eso a la entrada encontramos expuestas su partida de bautismo y de defunción.

¿Y Cervantes? Cervantes desaparecido. Cuando excavaron la previsible tumba vimos huesos expuestos en una mesa, donde forenses y antropólogos, se pronunciaban al respecto: Las coincidencias y las no discrepancias nos llevan a considerar que allí estaría Cervantes en "términos razonables", añadió el experto, que indicó que ninguno de los restos tenía rasgos de las patologías traumáticas sufridas por el escritor en la batalla de Lepanto en 1571.

"No podemos hacer una verificación matemática, no hay una certeza absoluta, por eso somos prudentes", dijo Francisco Echeverría, forense, en rueda de prensa y, además, el presunto adn es incotejable ante la falta de descendientes. Lope, su enemigo y a veces, presunto Avellaneda, también desaparecido. Quevedo también. De Calderón queda un presunto dedo de una mano en Barcelona. (Desaparecieron los de Juan de Herrera, Velázquez, Jorge Juan y Claudio Coello en Madrid, los de Tirso de Molina en Soria y los de Juan de Mariana y Moreto en Toledo. Después de la infructuosa búsqueda se llegó a la conclusión de que tales restos se habían perdido definitivamente.)

La obra no se estudia en los centros educativos, mis pobres y tímidos esfuerzos por exaltarlos no sirvieron para nada. Hasta el Siglo de las Luces las ediciones de la obra maestra del Siglo de Oro español degradaron en general el texto, salvo la cuidadísima edición de Bruselas por Roger Velpius de la primera parte en 1607.

Se consideran habitualmente ediciones clásicas de Don Quijote, en el siglo XVIII, Vida y hechos del ingenioso hidalgo don Quixote de la Mancha, Londres: J. y R. Tonson, 1738, 4 vols., edición que publicó Lord Carteret ilustrada con 68 primorosas calcografías y dedicada a la condesa de Montijo, esposa del embajador español durante el reinado de Jorge II de Gran Bretaña y Gregorio Mayans y Siscar incluyó en ella una Vida de Cervantes que se considera la primera biografía rigurosa del autor.

Picada en su orgullo, la Real Academia Española hizo otra en cuatro volúmenes (1780) que se reeditó varias veces. La edición del Quijote de Argamasilla de Alba, sí fue un homenaje en toda regla en un país que destruye lo que sea. El signo de Hugo domina en España. "Un hombre ha muerto, la injuria no suelta su presa por tan poca cosa. El odio se come su cadáver".

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