GP España 2024 Más de 250 denuncias en El Puerto en las primeras horas de la Motorada 2024

Y el caso es que llevaba ya días que a mi alrededor y muy de continuo me llegaba ese olor sofocante a azufre que recuerda a huevos podridos, y que casi siempre provoca el lógico rechazo de lo que no quieres tener nunca a tu lado. Preguntaba, y nadie sabía darme norte de la procedencia del mismo hasta que caí en la cuenta. Ese tufo tan sólo podría provocarlo alguien que por sí mismo o acompañado estuviera merodeando por las noches porteñas de chiringuito en chiringuito, de bar de copas en bar de copas, con su cubata en la mano, recorriendo las múltiples rutas turísticas y culturales que nuestra ciudad ofrece al fugaz visitante nocturno, que de un tiempo a esta parte revolotea como ave rapaz en busca de su presa más propicia.

Y una cosa lleva a la otra. El Puerto se ha puesto de moda últimamente dentro del estilismo hortera. No hay nada más 'friki' que encontrarte por cualquier calle céntrica con una soltera mal maquillada luciendo sobre su cabeza un cipote colgando, y con su cohorte disfrazada de igual guisa, profiriendo gritos obscenos a todo maromo que osare cruzarse en su camino. Aunque igualmente 'friki' resulta tener que rozarte con un soltero 'atontolinao', rodeado también de su cuadrilla de gualtrapas, haciendo el ganso, con sus cuotas de alcohol convenientemente beneficiadas, y consumando el ridículo más espantoso con sus disfraces de mujeronas mal avenidas.

En esta ocasión, la célebre frase de promoción turística “El Puerto para los amigos” habría que matizarla un pelín para que la cosa no se saliera de madre. Está clarísimo que cada cual en su libertad individual puede disfrutar como mejor vea y estime, pero la buena educación nunca ha estado reñida con el buen gusto. Y en cuanto al olor a huevos podridos y azufre, constato fehacientemente que nada han tenido que ver las andanzas por nuestras calles del famoso delincuente “El Hijo de Satán”, detenido por haber suplantado supuestamente la identidad de sus víctimas con fines espurios y fraudulentos. Sigue oliendo mal, pero él no tiene la culpa.

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