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El bombero

¿Un bombero en chanclas y bañador sofocando un incendio? Qué guay, qué cool. Viva el cuerpo de bomberos

Para qué vamos a ponerle nombre, en realidad. Llamémosle "el bombero", sin apellido. No el bombero torero, ni el bombero empotrador o el bombero marbellí. Así, a secas, el bombero. Él no se hace fotografías posando frente a una zona carbonizada con una cerbatana guardada en el bolsillo del jean, ni tampoco es un personaje de novela que caza pirómanos en plena ola de calor. Al contrario, el bombero es alguien mas. Apenas un veraneante en las playas de Cádiz.

En algún momento vio la columna de humo o quizás olió a chamusquina y su instinto le hizo buscar el fuego, mirarlo a los ojos una vez más. Se trataba de un restaurante bajo un edificio altísimo en pleno paseo marítimo gaditano. El bombero, chanclas y bañador, sin camiseta, se dirige como una bala de plata al corazón del ardiente lobisome. Él lo ha contado perfectamente en estas mismas páginas, para qué reiterarlo: salvó el día. Se introdujo en un local en llamas con sus muchos años de experiencia, un extintor, la ayuda de un opositor a apagafuegos y alguien más. Consiguió que salieran dos personas del recinto, aguantó la llama como pudo y ganó un tiempo precioso para que acudieran sus compañeros gaditanos, los bomberos sin chanclas y sin bañador. Pero con equipo.

La historia resulta simpática y veraniega, un acto de valentía más de los muchos que podemos ver al cabo del año: el juez de paisano que detiene a un ladrón, el picoleto de vacaciones que atiende a un infartado o el inmigrante ilegal que rescata a un niño que se ahoga. ¿Un bombero en chanclas y bañador sofocando un incendio? Qué guay, qué cool. Viva el cuerpo de bomberos.

Pero la cosa cambia cuando el Consorcio de Bomberos de Cádiz emite un comunicado atacando al bombero con todo tipo de razones menos la única realmente válida: que él estaba allí en el momento oportuno. Leí el comunicado con cierta sorpresa, algo así como que un bombero sin su equipo no es nada y que estaba dando un mal ejemplo a otras personas. Y me quedé totalmente impávido. Una vez más, gritando fuerte con voz de espartano, hubo que decirlo: "ESTO… ES… ¡¡ESPAÑAAAAAAA!!".

O como diría otro, ¿en serio? ¿Se puede ser más torpe que el que redactó el comunicado del Consorcio de Bomberos de Cádiz? ¿Que el que mandó que se remitiera a la prensa? En vez de solazarse con una intervención heroica de un compañero de profesión que decidió meterse en un fregado chungo y poner en peligro su propia vida (al margen de no incurrir en un delito de omisión del deber de socorro), se le critica y censura públicamente. No sé cómo calificar esto, la falta de compañerismo y de sentido común, de prudencia. Quizás sea de un sindicato distinto, no sé. Pero ese comunicado me ha parecido lamentable y desde aquí mando todo mi apoyo al bombero marbellí y rezo para que pase sus muy merecidas vacaciones en otros muchos sitios de esa España en la que se necesitan más héroes y menos burócratas.

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