Nunca mejor dicho. A vuelta de vacaciones porteñas por supuesto, cuasi confinado de motu propio y alejado entre el miedo y la precaución de esos fastos culturales que en mejores circunstancias hubieran contado con mi presencia, premonitoriamente, se golpea uno de frente con la caprichosa realidad que tiene bien poco de virtual y mucho de obstinada.

Ciertamente el fiel de la balanza que quiere equilibrar en su justa medida a la economía necesaria para subsistir, y a la salud más que necesaria para poder hacer uso de esa economía, está sirviendo como clarividente indicador de los vaivenes a los que nos somete la guadaña del innombrable bicho. Unos pocos días observando lo que acontece a tu alrededor te ayuda a medio entender tu propia existencia y la de quienes te rodean.

Cualquier eslogan puede ser un atractivo importante para reflotar de la apatía y del abatimiento a una ciudad que, como El Puerto, ha vivido en perpetuo letargo y anunciando ruina de un tiempo a estos días como en el ‘Viaje a ninguna parte’ que nos contara entre la risa y el llanto Fernando Fernán-Gómez.

El Puerto de Santa María, Ciudad de Historia y Turismo’, máxima a la que en época posterior se le añadió ‘y Congresos'; 'El Puerto de Santa María, El Puerto para los amigos'; y el que estos días viene sonando como nueva estrategia de promoción de la ciudad ‘El Puerto vuelve’, son, o han sido entre otros, banderines de enganche para intentar revitalizar nuestra economía y ya de paso nuestra buena salud. Aunque esto último se está resintiendo para mal después del ajetreado estío que estamos teniendo.

Fue el escritor y periodista José de las Cuevas quien acuñara en un artículo en ABC en el año 1953 esa frase que tanto nos martillea los oídos y la vista de un tiempo a esta parte cuando damos un paseo por El Puerto: ‘El Puerto de Santa María, la Ciudad de los Cien Palacios’. Y fue así. Pero ya no.

Es misión de todos intentar recuperar a ‘la ciudad de las bellas casas, la ciudad blanca, alhajada, sosegada, ciudad cuando Europa fue más Europa que ningún otro siglo’. Lo dejó por escrito el periodista. Nos queda seguir esa vereda en donde la bolsa cuide bien de la vida.

manolomorillo@soydelpuerto.es

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