No dudamos de las buenas intenciones empleadas a la hora de introducir cambios substanciales en el tráfico rodado de nuestras calles y avenidas, pero sí que me atrevo a poner en duda la eficacia de algún que otro al haber sufrido en primera persona, al igual que otros muchos usuarios, las circunstancias concomitantes derivadas de los mismos.

Tampoco llego a adivinar la combinación supuestamente inteligente de las diversas técnicas utilizadas para explorar el espacio de soluciones posibles ante un supuesto problema de tráfico. Y me vengo a referir concretamente al, desde mi punto de vista, despropósito llevado a cabo en la glorieta del Padre Conradi, sita entre el colegio Safa San Luis y la barriada de El Pilar.

Para dar salida a la masiva afluencia de progenitores y/o familiares que acuden en sus vehículos a llevar y a recoger a sus hijos e hijas del cercano centro escolar, han logrado –con el nuevo ordenamiento- formar un pitote aún mayor del que ya existía, cuando la dificultad a resolver se limita a franjas horarias muy definidas y precisas a lo largo del día, que bien se podrían solventar enviando a un guardia urbano que con la amabilidad que les caracteriza resolverían el asunto en un abrir y cerrar de ojos.

En la actualidad, el fenomenal atasco que se forma independientemente de la hora del día llega a hasta el cruce de El Oasis, ocasionando más problemas que soluciones y crispando a propios y extraños sin necesidad ni causa.

Nadie duda a estas alturas que la congestión del tráfico es un problema grave presente en la mayoría de las ciudades del mundo, dado que causa problemas tanto medioambientales como económicos. Es por ello por lo que hay que intentar optimizar la gestión de los elementos que lo regulan.

Al simpar concejal de mantenimiento urbano de nuestra ciudad, junto con el también simpar jefe de servicio de la citada concejalía, se ve que les ha debido dar un siroco de esos que te vuelven la cabeza del revés, y están logrando poner patas arriba el ordenamiento del tráfico de El Puerto desde La Belleza a la Bajamar, y desde el penal hasta los jesuitas como diría nuestro poeta más universal por nombre Rafael. Dicen que rectificar es de sabios. Todavía están a tiempo.

manolomorillo@soydelpuerto.es

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