Urgente Afligidos suspende su salida este Jueves Santo en Cádiz

Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

LAS horas pasaban como siempre, buscando el cobijo de unas sombras otoñales que marcaban los nuevos tiempos, la nueva normalidad, envuelta en cal y luz, y el Sol, como cada otoño, se despedía cada vez mas pronto, cansado de navegar. Al compás del cambio de hora aun sin llegar, las horas dejaba sus alas abiertas de noche a noche, con amaneceres tan oscuros como las tardes, con sombras cortas y soles bajos. El Puerto, teñido de marrones, y de azules como Prusia, invitaba a esos paseos por sus playas, entre vientos otoñales, entre calma y vendaval, bañados en aromas de húmeda salinidad y soles secos de claridades. El color de la ciudad olía a perfume de esteros henchidos de vida, a pirámides de pureza, el color de la ciudad sabía a chimenea, a color cazuela perforada en donde las castañas bailaban como las olas, y todo, todo El Puerto, despedía un verano atípico, un verano cargado de incertidumbres que no se había marchado. Y a pesar de todo, como borrar del corazón lo que no se escribe, como olvidar lo que siempre está, como flotando entre los muros, como alejar de nosotros ese rio que acaricia con su bruma las campanas de la iglesia, como dormir los sentidos que escuchando en el silencio el murmullo de las olas, nos invita a pasear. Quizás el graznido irreverente, el que en negro caminar solo busca lo perdido para siempre, se confunda con el nombre de la vida, El Puerto, El Puerto de Santa María, encarado con su otoño, plantara ante sus puertas aires frescos, buena vida, y al regar de aquellos caldos oxidados de color. La ciudad adaptada a un nuevo otoño, adaptada a los sabores, que con frenos en los labios, seguirá saboreando por los poros de la piel el levante y el poniente, endulzando hasta los vellos con la brisa marinera esos cantes de ida y vuelta que nos hagan suspirar. El verano se ha marchado, el invierno no ha llegado, y la vida, como siempre, nos coloca ante la playa, entre pinos, frente al Mar.

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