Parece que tendremos de nuevo gobierno de la derecha en El Puerto. Nada bueno se vislumbra. Ya Moresco y Candón pusieron el Ayuntamiento al servicio de las grandes empresas que se adueñaron de sus competencias y de la mayor parte de su presupuesto. Si defienden que la gestión privada es más eficaz, ¿por qué se presentan para gestionar una administración pública? Ahora llegan los cachorros del PP, más escorados a la derecha y sin experiencia de gestión, para mayor gloria de las multinacionales de servicios.

Y con el sistema electoral truculento que tenemos, se puede ganar unas elecciones sin tener mayoría de votos, y gobernar sin tener siquiera el apoyo de la mitad de los votos. En El Puerto la izquierda se ha presentado más dividida que la derecha, que ya es un mérito. Cuatro formaciones han pedido a los ciudadanos que les voten, todas arrogándose el ser la única izquierda. En total han conseguido 1.000 votos más que las tres derechas, pero un concejal menos. Si las tres formaciones a la izquierda del PSOE se hubieran presentado juntas, hubieran conseguido 5 concejales, y el PP uno menos. Las formaciones de izquierda hubieran tenido mayoría absoluta. Pero no ha sido así; ahora nos veremos abocados a tener un gobierno de derechas dependiente de la extrema derecha, con el apoyo cómplice de los “regeneradores liberales” de Ciudadanos. Lo peor que le podía pasar a El Puerto.

Parte del mérito de este ascenso de la derecha al poder municipal lo ha tenido el equipo de gobierno supuestamente de izquierdas que ha gobernado El Puerto estos últimos cuatro años. Cuando desde la izquierda se hace la misma política que la derecha, se desmoviliza al electorado. ¿Votar pa qué? Y especial responsabilidad ha tenido IU, que gestionando áreas tan importantes como Urbanismo y Medio Ambiente, ha hecho seguidismo total a las anteriores políticas de IP y PP, manteniendo, además, a un nefasto e indocumentado jefe de servicio que ha utilizado su cargo en beneficio propio.

El todavía alcalde no ha cumplido ninguno de sus compromisos electorales en relación con la remunicipalización de Apemsa, que sigue gestionada por una empresa privada, a la que el tripartito primero, y el bipartito después, han permitido campar a sus anchas con graves perjuicios a los ciudadanos.

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