Se saben los poemas de memoria como los viejos aedos. Recitan a Lorca, Machado o a aquella poeta perdida que vendía ripios en papel de estraza a los clientes que le compraban la fruta fresca. No sé si incluirlos en la generación del cincuenta o del sesenta, de las Copas de Europa grises y los grises, pero pienso en ellos, en Rafa, en Óscar, en Jesús… y en Juanjo. Pero lo saben todito todo.

Tras su lamentable cese como director del Centro Andaluz de las Letras, Juan José Téllez sufrió un batacazo con operación incluida, ha presentado libros a los amigos, visitado tascas y tabernas gaditanas y colaborado en antologías solidarias. Habrá leído, supongo, decenas de libros de toda clase. Incluso ha reeditado uno propio, Crónicas urbanas, un poemario revisado cuatro décadas después. Me consta que también ha colaborado activamente en el desarrollo del proyecto del nuevo museo de Camarón de la Isla que se está erigiendo a la vera de la Venta de Vargas. Vamos, que nuestro amigo “especial”, por algecireño, no ha parado un segundo.

No hace mucho se conoció que le han concedido la Medalla de San Isidoro de Sevilla de la Unión nacional de Escritores de España, premio que, por ejemplo, recibió también el maestro de columnistas que fue Manuel Alcántara. El Téllez, como lo llaman sus amigos, recibe este honor de manos de los propios escritores, lo que no deja de ser algo significativo, conociendo la grey.

Ayer supimos que José María Román -posiblemente el alcalde más inteligente y avispado de toda la Bahía de Cádiz- se ha travestido en presidente de equipo de fútbol puntero y ha anunciado un fichaje de relumbrón, al Leo Messi de las letras gaditanas. Román ha nombrado a Juan José Téllez como responsable del área municipal de Cultura del Ayuntamiento de Chiclana, cargo de confianza bien merecida. Así, entre otras cosas, Téllez coordinará la Casa de la Cultura y el Teatro Moderno y "dinamizará y agitará el mundo de la cultura en Chiclana", apoyándose en la Fundación Fernando Quiñones para iniciar su labor.

No le deseo a Juanjo ninguna suerte porque ni la necesita ni le hace falta. La baraka brilla aún joven y espléndida en su mirada. La cultura en los tiempos del covid está siendo zarandeada con denuedo por mil y una tormentas y Román ha optado por desarrollar su programación cultural poniéndola en manos de un maestro, de un tipo benéfico y sencillo, culto y leído, que recita poemas con la soltura de un opositor a notariado. "Es de izquierdas", le critican. Sí, pero no sectario ni excluyente. Cuánto deberían aprender de Juan José Téllez, tantos y tantas. Pero antes tendrían que frecuentar la lectura y, en algún caso, la reflexión.