Hace unos días se presentó públicamente en El Puerto la temporada de otoño para el Teatro Municipal. Y se ha presentado curiosamente con retraso respecto a años anteriores porque una vez más, la cultura es la marioneta que cada cual mueve a su antojo en cualquier presupuesto.

En esta ocasión se han tenido que rechazar dos espectáculos de la cartelera prevista en un principio por la concejalía del ramo, porque la venerabilísima Junta de Andalucía no ha tenido mejor ocurrencia que recortar en un 30% el programa “Enrédate. Red Andaluza de Teatros Públicos”. Un programa bien estructurado en sus inicios, que consiste en la colaboración entre la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales y los Ayuntamientos andaluces titulares de espacios escénicos, con el fin de llevar a cabo de manera conjunta la programación de compañías de teatro, danza, circo, flamenco y formaciones musicales andaluzas.

Todo un reto cuando se pusieron negro sobre blanco sus buenas intenciones, y que ha venido funcionando con prestancia y normalidad hasta la temporada pasada. La presente, ya vemos que empieza cojeando porque le falta un buen pellizco de euros que se perderán como se perdió el mítico barco del arroz que tenía que arribar a las costas gaditanas, pero que nunca llegó.

El tejido empresarial de las artes escénicas y la música, con especial incidencia en los espectáculos dirigidos al público infantil y juvenil lo van a notar y mucho. Al igual que el público que se ha ido cultivando poco a poco a lo largo de estos años, y que serán, que seremos los verdaderos perjudicados por estos recortes culturales que vienen sucediéndose cíclicamente cada vez que la ignorancia coge las riendas de un presupuesto.

Mantenía Víctor Hugo “que el rigor del gasto se suele aplicar en el momento equivocado, cuando el país necesitaría, por el contrario, potenciar las actividades culturales y la enseñanza pública”. Y no le faltaba razón al dramaturgo francés, pero me quedo con esta sentencia del filósofo italiano Nuccio Ordine que considero sublime: “Los políticos matan la cultura porque la desprecian, pero también porque le tienen miedo”.

manolomorillo@soydelpuerto.es

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