El próximo domingo se celebran las XII elecciones municipales desde que se implantó la democracia. Sin duda alguna, día de mucha importancia para todos los ciudadanos, entre otras cuestiones porque decidimos quien defenderá nuestros intereses más cercanos.

Como las campañas electorales anteriores, nada que resaltar ante la indiferencia y las desavenencias que venimos padeciendo los portuenses. Los plenos municipales sirven de ejemplo. Si tienen tiempo y ganas, visualícenlo. Es cierto que hay matices. No todos los candidatos trasmiten esa sensación. Al menos los que llegan nuevos a la política. Luego, ya veremos.

Por eso, ante la que nos pueda caer, me gustaría hacer llegar algunas reflexiones a los políticos locales, que en algunos casos, se sentarán en el Salón de Plenos del Ayuntamiento durante cuatro años.

Los portuenses estamos ya hartos de escuchar proclamas y soflamas acerca de cuestiones que no tienen nada que ver con nuestros problemas cotidianos. Aquí las ideologías sirven para poco. Se trata de solucionar los problemas cotidianos de los vecinos para que, a la hora de depositar nuestros votos, nos decantásemos por uno u otro candidato.

No creo que para defender posturas incluso contradictorias haya que recurrir a la mentira, al insulto, a la descalificación o a las triquiñuelas. Y si me apuran, se está a la caza y captura de cualquier presunta irregularidad para hacer leña del árbol caído.Existe aún en el diccionario un vocablo que debería tener mucho más juego en esta campaña electoral que hoy comienza. No es otro que la palabra elegante, que en su acepción más pacífica viene a decirnos que es ‘la forma bella de expresar los pensamientos’.

Señores políticos en activo, depositarios que seréis de nuestros votos, hacednos un favor a los portuenses. Cuando sean elegidos, sean elegantes. Que ya estamos un poco cansados. Porque lo valiente no quita lo cortés.