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El pálpito amarillo
Sí, al fin he disfrutado con nuestro Glorioso. Y sobre todo con un gol de tres puntos. Es que el tanto de Navarrito fue de antología. Qué manera de parar el envío -buenísimo- de Alcaraz con el tobillo, en un escorzo difícil y qué modo de pegarle al balón, y qué dirección toma la esfera que se va haciendo más imparable cada metro recorrido. Gol, golazo, golazo, que, si nos salvamos de la humillante segunda, se recordará durante un buen tiempo.
Y es que un gol amarillo es una bendición del cielo, porque, como perenemente digo, somos los menos goleadores de primera. Endemia de gol. Y tan lindo fue que, ya digo, ganamos tres puntazos. Y el segundo partido ganado de la era de Pelegrino, el larguirucho central que fuera del Barcelona y del Valencia. Y ya puestos, se vienen a la mente las comparaciones, que no tienen que ser odiosas, ¿por qué? Casi siempre conocemos por comparación, y, muy a menudo, por oposiciones binarias, donde uno de los elementos posee una marca de la cual el otro carece. Bueno, dejemos la lógica y al turrón, vamos, que con el de ahora se han ganado los mismos partidos que con Sergio en muchos menos partidos. Evidentemente la balanza se decanta del lado del actual coach.
Tres partidos antes de cesar a González escribí en este santo Diario un artículo intitulado HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO, instando a Vizca a que destituyera fulminantemente al anterior preparador. No me hizo caso Vizca, como siempre: “Démosle un voto de confianza más”, expresó tan pancho. Y de nuevo me pregunto: ¿Cuántos de esos potenciales nueve puntos se podrían haber ganado con este entrenador? Eso nunca lo sabremos; pero muy probablemente más de uno… O de tres… O de… Porque con Pele se ve más bonito en el campo a mi Glorioso. Hay menos patadones a pelú, como se decía en la calle Botica cuando era niño. Hay más balones al pie. Y, lo que más mérito tiene: estamos más minutos en el campo contrario. Y mientras esto ocurre, las posibilidades de recibir un gol son cero, ninguna. El sabio holandés (don Johan) ya nos enseñó una obviedad, sí, una obviedad, pero a nadie se le había ocurrido antes y es que mientras tengas el balón en los pies, es absolutamente imposible que el contrario te meta un gol. Pues un poquito de esto está atravesando por las costuras del traje del Glorioso. Perdemos más tarde el balón, o sea, que es nuestro más minutos. La posesión ha aumentado muchísimo con Pele, aunque podría ser mayor, como pasa con todo lo bueno.
Mas volviendo al golazo de Navarrito (el diminutivo es absolutamente cariñoso, no lo dudes, hijo), no hay que olvidar a uno que las da todas todos los días, todos los minutos. No es Casemiro ni Busquets, se sabe; pero… Es duro, siempre es un escudo de protección por delante de los defensas, no le quema el balón en los borceguíes, a veces, las más, la pasa satisfactoriamente, es el único que es capaz de meter una falta desde fuera del área, véase Mallorca, siempre está disponible para el que lleva el balón, etc. Lástima que ni Escalante, ni Kouamé (¿se escribe así?) le puedan ayudar a llevar todo el peso del equipo. Pele está intentando encontrarle pareja desde que llegó, aunque Glez y servidor creemos que el mejor acompañante para Alcaraz es el corajudo y lesionado San Emeterio. Ahora parece que lo intenta con Álex y, vemos un poquito más alegre a Fernández… No sé, no sé…A ver si…
El pueblo lingüísticamente hablando más sabio de europa es el de la Tacita de Oro. Por favor, si alguien lo duda, que oiga el Carnaval. No hay una gente más lista usando el español que los gaditanos. Por eso cuando me preguntan en algún medio respecto a mis libros siempre contesto lo mismo: “Ser escritor en Cádiz no tiene ningún mérito”. Lo que quiero decir es que TODOS los lectores ya se han dado cuenta de que estoy hablando de Alcaraz.
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