Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Os perdisteis mi discurso navideño porque no lo subí a ninguna red social ni lo emitieron en ningún canal, ni libre y ni de pago. Ni siquiera había cámaras. En realidad, lo pronuncié en privado, ante el espejo del baño (vestido de calle; no flipéis tanto), mirándome a la cara, como si estuviera ensayando. Al mismo tiempo, yo era el orador y el público asistente. Por eso no lo pudisteis ver. Ni oír, claro. Lo hice en voz bajita y sin aspavientos. A pesar de todo, en un arranque de generosidad brutal, os quiero dejar a continuación un resumen-extracto del discurso, de menos de ciento cuarenta palabras, y que se lee tan rápido como esos cibermensajes en los que te felicitan las cinco fiestas navideñas con más poca gracia que qué.

Aquí va: “Familias, amistades, compatriotas, seres pensantes todos, cada año os digo lo mismo (…) y apenas me hacéis caso. (…) Claro que a veces entran ganas de mandarlo todo a (…) Así que, con la autoridad que me otorgo humildemente, estos son mis deseos, que son órdenes para vosotros: Escuchaos. Respetaos. Abrazaos y besaos, siempre y cuando la otra persona no sea monstruo hostil sino persona, obviamente. Drenaos la bilis psicosocial. Abandonad la autopista del odio. Borrad la caché inservible de vuestra memoria con asiduidad. Sacrificad la basura de vuestros cajones sin miedo al qué dirán. Fracasad en la lotería y compartid vuestras riquezas conmigo sin gritar ni insultar (opcional). No le echéis limón al pescaíto frito. No permitáis que os digan cuándo tenéis que cambiar las sábanas. Reíd un poquito más. (…) y mucho, mucho amor. Gracias”.

Aprovechando que no había cámaras que pudieran comprometerme, una vez hube terminado el discurso, me hice una gala de nochevieja enterita para mí mismo. Me imaginé en traje de chaqueta (con todas sus consecuencias), me presenté, canté, bailé, enseñé un pezón y acabé aplaudiendo y vitoreándome. Se os quiere, dije. Hasta el año que viene. Y, con todo mi corazón, brindé por ustedes con gesto teatral. Ole.

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