Las tareas de enero en los jardines, como las podas de rosales y limoneros, se hacen este año con cierto desconcierto. Las plantas, ajenas al calendario, pueden desangrarse con este tiempo que, con frecuencia, invita al mediodía a paseos por las playas. De siempre, agricultores, jardineros o quiénes las cuiden en cada casa, aprendieron a tratarlas para mejorar su producción dentro de un cierto orden estacional. Ahora, ante la realidad del cambio climático y la falta de lluvias, se retrasan los frutos de las faenas del campo y no crecen las cosechas como deberían de crecer y nuestro seco Sur, cada vez más desértico, ha de acudir al reclamo de pantanos en los que el agua escasea.

Se hace imprescindible aumentar y proteger los espacios verdes para mantener la calidad del aire, además del sosiego que supone pasear entre calles y jardines bien arreglados. Las ciudades hablan, sin palabras, a través del cuidado de sus zonas comunes.

No conté cuántos de estos lugares siguen en mal estado en nuestra ciudad. Igual sus vecinos ignoran que no todo depende del Ayuntamiento. He visto árboles que se secaron porque nadie los regó. ¿Por qué no lo hice yo? ¿Fue olvido de los responsables? Si lo hubiésemos regado seguirían vivos. ¿Y qué pasa con el parque de la Victoria o el parque Calderón? ¿Tanto cuesta sembrarlos con alhelíes o pensamientos?

En otros pueblos y ciudades, siempre nos llaman la atención la limpieza de las fachadas, los macetones en las calles que a nadie se le ocurre estropear. ¿Y si recuperásemos los balcones con plantas?Pero no quiero que vaya de estética urbana este artículo, sino de la responsabilidad como ciudadanos, de cuidar al máximo nuestro entorno. Todos deberíamos preguntarnos ¿qué puedo hacer?

Hace unos meses, un ecologista me comentó que tenía “adoptado” un trozo de pinar y cuando paseaba a su perro, llevaba bolsas para recoger la basura que veía. Alguna vez en la playa, algunas señoras hemos hecho lo mismo.

Necesitamos del reino vegetal para vivir. Para respirar aire no contaminado. Más que de inversiones es cuestión de buena voluntad ciudadana.

¿Qué mundo dejaremos si nos mostramos indiferentes?

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