San Valentín pasó, y los cierres perimetrales no han sido impedimento, visto lo visto, para las alas del amor juvenil. Y eso quiero pensar, que Cupido hace estragos en la adolescencia (y en otras etapas también, doy fe) y se hacen cabronadas mayúsculas. Afirmo esta barbaridad a sabiendas de que me van a vilipendiar porque qué sabré yo de estas cosas, aunque sea madre y profesional experimentada en adorables bicharraquillos de la ESO (y la FPB). Qué sabré de nada de nada, ¿verdad? Por supuesto no veo conveniente el ingente número de chistes malintencionados y comentarios venenosos que circulan sobre el muchacho que se fue a Madrid a pesar de los controles exhaustivos (¿me río?) que nos encierran en esta asfixiante distopía. Pero sí me preocupa el fondo de la cuestión, el origen del problema: algo no funciona bien en nuestra sociedad, nos meteremos todos, para que nos pase desapercibido que a tempranas edades se chatee en aplicaciones que sí, que decimos controlar, pero que se nos escapan. No se puede evitar que la velocidad de este tiempo nos aplaste. Pero al menos debemos ser conscientes del aplastamiento. Me aterra, como tutora de instituto que vive muchas situaciones, que Darek, por ejemplo, haya sido un completo desconocido para su familia, es que "el chico no es así". Pues vale. Lidio con muchas personas en crecimiento y sus familias desde hace muchos años. Partes de convivencia, faltas de respeto continuadas al profesorado (e incluso agresiones en muchos casos), conflictos, absentismo, etc. Afortunadamente hay papás y mamás que sí que conocen el comportamiento de sus retoños y saben que algunas veces al entrar en el centro educativo cambian de piel: hay momentos de disonancia total en algunas reuniones de tutoría que rozan lo surrealista. Quienes se dedican a esto, lo saben. Empatizo con la familia de este chiquillo y respeto su dolor en las horas de desesperación por no saber nada. Aunque mi enfado sea muy visceral y defienda irracionalmente lo indefendible en la actitud del niño porque es un niño. Además de los memes sobre ellos, se me antoja más edificante pensar que esas horas de silencio (o de mensajes raros desde el móvil de Darek y la película que le ha valido fama y "gloria") sirven para saber que a lo mejor el vacío venía de antes, y hay mucho que corregir en las relaciones familiares donde se abren abismos en el mismo salón de casa. Lo útil de todo es que seguro que remueve conciencias y refuerza más la comunidad educativa que tenemos. Debemos darnos la mano familias y profes mucho más, acceder a trabajar en equipo de una vez, primero, en cada casa, y luego confiando en los profesionales que seguro que alguna vez tenemos razón. Todo es ponerse y creer que la Educación de calidad no solo está en Gales, aunque no creo que este artículo lo lean los papis de la tal Leonor, ¿o sí?

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