El día del padre, el día de San José, se bendijo en nuestra Basílica la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Redención, el Señor del Beso de Judas, el Señor de Las Nieves.

Me alegra muchísimo que, en nuestra Ciudad, se haya últimamente seguido un ritmo en lo que a creación de Grupos de Fieles y Asociaciones Parroquiales se refiere e incluso a bendiciones de nuevas imágenes como Tres Caídas, Prendimiento y ésta que nos ocupa, sin olvidarnos tampoco de aquel Soberano que solo Él sabe qué futuro le depara.

De las manos de Ana Rey, de su gubia, de la delicadeza que solo una mujer sabría dar al rostro del Redentor. En cada golpe de gubia que se daba para que la madera se fuese transformando en el Señor, iban las ilusiones y las oraciones de un grupo de personas, que desde la más absoluta humildad han conseguido unificar los sentimientos cofrades de un barrio.

El barrio de mi juventud, donde vive mi familia, el barrio de Las Nieves, el barrio donde surgió este sentimiento que poco a poco será una autentica realidad bien cimentada bajo los pilares de nuestra iglesia.

Un barrio sencillo, de trabajadores, donde también hay necesidad, donde la actualidad del día a día se deja notar en cada hogar, un barrio que ha encontrado esa luz de la Fe en la mirada del Señor, un barrio por evangelizar y donde esta Asociación de Fieles ha encontrado su camino, para eso mismo, para evangelizar desde las cofradías.

El que me conoce, sabe que siempre defendí esta afirmación, “Las Hermandades son una puerta abierta hacia la Iglesia” y pobre de aquel quien no lo vea así. Y si este Barrio ha encontrado a la Iglesia a través de este movimiento, es porque El Señor así lo ha querido.

Desde la Capilla del Rosario, el Señor mira a los ojos de nuestra Patrona.

En el Primer Templo Portuense se encuentra el Señor de la Redención, pero el sentido de su ser y el latido de su corazón se encuentra donde nacieron los sentimientos hacia Él, en su barrio.

Todo tiene su tiempo, todo tiene su camino y algún día, esperemos no muy lejano, veremos al Señor adentrarse en la Avenida de Valencia en busca de su gente, en busca del Beso de Las Nieves.

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