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XXI edición

Festival Cádiz en Danza: 'Transmission' directa a los jóvenes

Guille Vidal-Ribas y Javier Casado, durante un momento de 'Transmission' ayer en el Falla.

Guille Vidal-Ribas y Javier Casado, durante un momento de 'Transmission' ayer en el Falla. / Lourdes de Vicente

El Festival Cádiz en Danza debuta, después de 21 años de existencia, en las citas matinales dirigidas a centros educativos, a los que siempre ha preferido visitar con algunas propuestas. Pero este lunes 12 de junio, el encuentro gaditano metió a los chicos y chicas en el Gran Teatro Falla y lo hizo por la puerta grande con un cuidado proyecto pensado especialmente para ellos, Transmission, una conferencia bailada a cargo de Guille Vidal-Ribas y Javier Casado.

Y es que, además de que la propia temática del proyecto –cultura del hip hop y diferentes tipos de danzas urbanas– suponga en sí misma un objeto atractivo para los preadolescentes y adolescentes (¿no lo eran todos los grandes creadores y transmisores de estos géneros?), las hechuras de la cita, donde los dos bailarines maridan palabra, música, audiovisuales y, por supuesto, movimiento en vivo, conectan desde el primer momento con los jóvenes destinatarios (y con sus profesores).

Así, alumnos de los institutos Cornelio Balbo, Drago, San Felipe Neri, Las Esclavas, Carmelitas y del Conservatorio de Danza pudieron profundizar en el origen, las características e incluso principales valores que desde finales del siglo XX hasta nuestros días han cimentado estos bailes y la cultura popular en los que se integran. Además, en el marco de un Teatro Falla que los bailarines manejaron magistralmente sin que el tamaño del coliseo fueran obstáculo para transmitir el mensaje y el divertimento.

Las demostraciones in situ de break, de locking, de popping, rocking o de voguing cobraban su verdadera dimensión con las historias de resistencia, de rebeldía contra marginalidad y el racismo, de denuncia o de superación. De Don Campbell al programa Soul Train; de Rosa Parks al Black Power; de James Brown a Pharrell Wiliams; de Nueva York a Los Ángeles; de las comunidades de afrodescendientes a las latinocaribeñas; de las películas de Kung Fu a la llegada del hombre a la Luna...

Todo rimaba, acompasado, en cuatro tiempos, y con sus diversos acentos, en este viaje a ratos cinematográfico, a ratos artístico, a ratos callejero y siempre entre la tradición, la música, los cuerpos y el entorno donde el break se deviene del funk y sus pasos base, del legado de las danzas que bailaron los padres migrantes de los jóvenes que en los 70 comenzaron a darle forma a las danzas urbanas. “¿Se parecen?”, preguntaban los conferenciantes mientras engarzaban uno de los pasos bases del charlestón con uno de los pasos bases del hip hop o uno de los de break dance con otro de mambo. (Hubo debate en la respuesta, eso sí).

Y es normal, decían Vidal-Ribas y Casado porque, además de la tradición, en las danzas urbanas hay vocación de romper, de ser original, de innovar y de expresarse. De ser espejo de las inquietudes, los miedos pero también (y sobre todo) de las ganas de divertirse y de crear comunidad de los jóvenes de un tiempo. De cada tiempo.

En Tranmission se habla (y se baila) de todo ello (y de la importancia de dejar hacer y de dejar ser) con el espíritu de analizar las transformaciones musicales y las revoluciones sociales pero sin perder de vista que las ganas de divertirse es lo que impulsa a los jóvenes. El R&B se convierte en funk a golpe (nunca mejor dicho) de staccato; el groove baja la gravedad de los cuerpos que antes se impulsaban a lo alto. “La autoestima hasta el cielo...” (...) “¡Y el perreo hasta el suelo!” Comienzan los bailarines y terminan el lema, entusiasmadas, un grupo de jóvenes desde un palco.

Pero no, no hubo perreo. Hubo un vídeo que en apenas un minuto resumía medio siglo de creación (James Brown, Aretha, Kool & The Gang, Chaka Khan, Prince, Red Hot Chilli Pepper, Jamiraquoi, Pharrell Williams, Bruno Mars...). Hubo conciencia y orgullo a través de portadas de discos como las de Malik o Betty Davis. Hubo ruptura y atrevimiento con The Lockers. Hubo reivindicación y resistencia con la creación del voguing y hubo la voluntad de hacer comprender que es en la estilización del gesto cotidiano (cotidianidades a veces no tan cómodas como la nuestra) donde surgen muchos de los movimientos de las danzas urbanas que se alimentan, que miran, que apelan o se pelean con la sociedad que a cada joven le toca vivir.

Y hubo baile, claro, en Transmission –que además se exponía por primera vez en Andalucía– poniendo en pie a los chicos que ayer estuvieron en el Falla pasándoles la palabra, también, de cuerpo a cuerpo. En una transmission directa que no cesa.

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