“En China hay mucha más pluralidad de la que se piensa”
Taciana fisac. sinóloga
La experta abrió ayer el monográfico del Colegio de Arquitectos
Llegó por primera vez a China a los 17 años, como intérprete de Sus Majestades para EFE. Comenzó a vivir el país poco después, de estudiante, y desde entonces Taciana Fisac se ha convertido en una de las principales autoridades sobre la realidad china. En su charla de ayer, analizó el paso del Confucianismo al patriotismo económico.
—Parecen realidades opuestas...
—Pero es que el Confucianismo tiene una visión social y política muy importante. Precisamente ahora se está recuperando a Confucio y su humanismo. Y la pluralidad. En China hay mucha más pluralidad de la que se piensa. Y no nos llegan los buenos datos: la pobreza ha descendido notablemente en los últimos veinte años. La sanidad está inmersa en un programa de renovación. Ysi podemos adoptar con facilidad a sus niñas es porque el sistema de adopción es uno de los más claros y fáciles, una suerte de solución al problema de género...
—¿A qué cree que se debe esta deformación de la realidad china en Occidente?
—Yo creo que los principales responsables son los medios de información, que saben muy poco sobre China, se repiten y utilizan un discurso de crítica continuada. Algo que no hace más que facilitarle las cosas a las clases gobernantes:se refuerza el discurso oficialista de que los extranjeros no los quieren y adoptan con ellos una doble moral.
—¿Cuáles diría que son los mayores retos que afronta el país?
—Yo destacaría la enorme apuesta de la sociedad china por el desarrollo científico y tecnológico. Está, por supuesto, el reto político –aunque los gobernantes saben que su legitimidad depende del bienestar de la población–, y el reto económico, apurado por la crisis global.
—Tal vez no haya nada que pueda representar mejor lo extraño, en España, que lo chino...
—A ello ha contribuido tal vez la lengua y la orientalización. Convertimos al otro en un distinto muy distinto, subrayando lo diferente, acentuado por el desconocimiento. Ahora bien, aún le queda un largo trabajo al tema social y político. Por ejemplo, yo aún no me he encontrado a un chino que no esté a favor de la pena de muerte.
—Tengo la sensación de que las pasadas Olimpiadas tenían mucho en común con nuestra Barcelona 92: una enorme tarjeta de presentación ante el mundo.
—Sí, exacto, y ahí la prensa no ha reaccionado positivamente. No era el momento de fastidiar algo en lo que todos los chinos habían puesto su empeño. Repito que la crítica continua no ayuda. A nivel de calle, la gente estaba bastante indignada.
—Mujer y China conforman, en nuestra mente, un binomio no muy bien avenido.
— La mujer urbana tiene preocupaciones muy similares a las de una occidental. En el campo está más presente la tradición: la mujer pasa a ser parte de la familia del marido y cuida a sus suegros en la vejez. Un hijo te soluciona la pensión en China. A las niñas, además, se las retira pronto de las escuelas...
—Pero, por ejemplo, el tema del analfabetismo femenino era común aquí hasta hace nada...
—Ocurre que olvidamos muy fácilmente cómo estábamos hace 40 años. El Maoísmo fue un trauma tremendo, no podemos pedirles que, de inmediato, tengan nuestros mismos niveles de desarrollo. Y encima, que no contaminen.
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