Las paredes de la iglesia del Carmen han escondido durante décadas un gran tesoro que ha venido a ser confirmado y difundido en la actualidad. Una pequeña imagen de la Virgen del Carmen que hasta hace dos años ocupaba una hornacina en el pasillo contiguo al templo, dentro del espacio conventual, ha sido atribuida de manera formal al reconocido escultor Francisco Salzillo. Se trata así de una de las pocas obras de este imaginero localizadas en Andalucía.

La propia orden de padres carmelitas así lo anunciaba hace unos días, al exponer esta talla en el convento del Santo Ángel de Sevilla, lugar al que fue trasladada la imagen después de que los carmelitas anunciaran su marcha de la ciudad de Cádiz en julio de 2016.

La atribución a Salzillo siempre ha rodeado esta imagen de la Virgen del Carmen cuando estaba en Cádiz. Pero ha sido recientemente cuando ha quedado confirmado. Una restauración de la talla realizada en Murcia, por parte de Fuensanta López Rosagro, ha sido la clave, ratificada con posterioridad por diversos expertos en la obra de este genial imaginero del siglo XVIII.

Según se ha relatado, varios son los rasgos de la imagen (que mide 60 centímetros de altura) que vendrían a confirmar su autoría: el rostro aniñado, los ojos de grandes pupilas, la boca pequeña pero carnosa, la frente amplia y despejada, el óvalo redondeado con leve papada, el perfil, o el rico tallado del pelo. En la intervención practicada en Murcia (localidad natal de Salzillo) se ha constatado la similitud con imágenes de este autor como la Virgen de la Sagrada Familia de San Miguel, la Inmaculada del convento de Santa Ana o una santa de Santa Eulalia.

Una feligresa perteneciente a la orden seglar carmelita donó la imagen al convento gaditano en los años 80

De hecho, la Virgen estuvo expuesta en una muestra desarrollada en Murcia hasta hace unos días, siendo uno de los grandes atractivos por su alto valor artístico y por tratarse de una época creativa del autor no muy profundizada hasta la fecha, según pusieron de relieve los técnicos murcianos.

En la actualidad, la imagen ha vuelto al convento del Santo Ángel de Sevilla, siendo presentada después de la restauración hace una semana. No obstante, el origen de la talla –en lo que a su relación con los carmelitas se refiere– está en la capital gaditana. De hecho, fue una devota de la Virgen del Carmen perteneciente a la orden tercera carmelita de la ciudad la que donó la imagen al convento gaditano en la década de los 80.

Durante los cuarenta años que ha permanecido en el convento de la Alameda, han sido varios los emplazamientos que ha ocupado esta talla. A su llegada fue colocada en la sacristía de la iglesia, encima de una cajonera de grandes dimensiones donde custodian los ornamentos sagrados. Años después, ya en la década de los 90, la imagen pasó a una hornacina situada en el pasillo contiguo al templo, frente a la capilla de Porta Coeli; hornacina que ocupó hasta que los carmelitas se llevaron la imagen a Sevilla y que en la actualidad preside otra imagen de la Virgen.

La Virgen estuvo hasta hace dos años en Cádiz, en una hornacina frente a la capilla de Porta Coeli

Curiosamente, en esa misma hornacina había otra Virgen del Carmen que cuando se construyó el nuevo convento en los años 90 fue trasladada a la capilla privada de los frailes carmelitas y que también ha sido ahora trasladada a Sevilla, junto a otras piezas de valor artístico que se escondían entre las paredes del convento gaditano. En concreto, esa imagen que pasó al oratorio privado de los carmelitas era conocida como la Virgen de los Patios, ya que durante el mes de mayo visitaba las casas de los vecinos de la feligresía del Carmen. Y de esa imagen es la corona y el cetro que ahora luce la imagen de Salzillo (que en su estancia en Cádiz vestía un terno más discreto y se coronaba con una diadema de estrellas).

El responsable de Patrimonio de la orden del Carmen, Juan Dobado, ya confirmó a este periódico en abril del pasado año que la Virgen atribuida a Salzillo había sido llevada a Sevilla, indicando entonces que se trataba de una talla donada “no hace mucho tiempo” y que había estado “custodiada en la clausura” del convento hasta que se bajó a la zona baja –a esa hornacina frente a la capilla de Porta Coeli antes mencionada– “para embellecer”. En cualquier caso, en aquel momento defendió que ninguna de las piezas que estaban inventariadas como Bien de Interés Cultural han sido retiradas del Carmen, que por contra sí ha perdido –entre otras– a esta imagen de la Virgen ahora revalorizada por su definitiva atribución a Salzillo.