Cultura

Arte en las instituciones cordobesas

CÓRDOBA LUCIENTE. Varias salas. CÓRDOBA.

Desde hace unos meses se ha venido celebrando en varios espacios emblemáticos de la ciudad de Córdoba -Centro de Arte Contemporáneo Rafael Botí, Sala Vimcorsa y Sala Gran Capitán de Caja Sur- una amplia exposición que recogía prácticamente toda la historia del arte que ha tenido a Córdoba, a sus fundaciones y a sus museos como particulares centros de interés desde el siglo XVII hasta nuestros días. No se trataba de recoger el arte de artistas cordobeses ni siquiera de autores vinculados, más o menos, a la ciudad de la Mezquita; el especialísimo motivo de la misma era sacar a la luz importantes obras que formaban parte del patrimonio de una serie de instituciones cordobesas y acercarlas al pueblo con objeto de, en cierta manera, conformar un cuerpo expositivo fuera de su lugar habitual, muchas de ellas, absolutamente, atesoradas en los fondos íntimos de sus colecciones.

La muestra en su conjunto puede parecer incompleta, toda vez que existen algunos nombres de artistas cordobeses que no aparecen, lo que puede llevar a cierta confusión, sobre todo cuando el espectador se encuentra con varios autores cuya relación con la ciudad es absolutamente inexistente. Por eso nos parece acertado el hilo argumental que difiere bastante de lo que hubiera parecido habitual en una selección de artistas escogidos por su calidad. Aquí, lo primero que ha prevalecido ha sido las grandes obras presentes en las fundaciones y museo cordobeses; no exactamente, la obra de artistas cordobeses; de ahí, la posible confusión que, en principio, pudiera crearse.

Obras rescatadas de las colecciones de la Fundación Viana -integrada por dos importantísimas entidades cordobesas, CajaSur y la Diputación Provincial de Córdoba-, el Ayuntamiento de la ciudad, la Fundación Provincial de Artes Plásticas Rafael Botí, el Centro de Arte Pepe Espaliú, el Museo de Bellas Artes, el Real Círculo de la Amistad, así como el legado Benítez Mellado de Bujalance, los Museos Rodríguez Luna de Montoro, Adolfo Lozano Sidro y Centro del Paisaje Español Contemporáneo de Priego y Garnelo de Montilla. Todas ellas forman un conjunto amplio y variado que atestiguan el interés que, siempre, despertó la ciudad de Córdoba en lo artístico y que, desde los años cincuenta de la anterior centuria se ha visto considerablemente aumentado por un creciente dinamismo, con artistas de primerísima categoría, integrantes del mejor arte contemporáneo que ha existido en España.

Las obras que se presentan en los distintos espacios donde se desarrolla la exposición, titulada, Córdoba Luciente como homenaje a aquel ilustre poeta cordobés, uno de los más grandes de nuestro Siglo de Oro, don Luis de Góngora y Argote, que acuñó en sus versos el adjetivo "luciente" como sinónimo de esplendor y lucidez, nos ponen en la sintonía total con un arte de muy amplio desarrollo creativo, con temática y desenlaces formales especialmente implicados en las usuales manifestaciones estéticas de los distintos momentos creativos que afrontan. Sus autores plantean la amplia iconografía de la pintura de estos siglos, manteniéndose los esquemas de la gran pintura de los siglos XVII y XVIII, con nombres de gran importancia -Juan Pantoja de la Cruz, Jan Brueghel, el Joven, Giovanni Battista Salvi con una magnífica Madonna, el cordobés Antonio del Castillo, el napolitano Luca Giordano, Antonio Palomino o Miguel Jacinto Meléndez-. Del siglo XIX nos encontramos esa pintura de naturaleza ecléctica con obras de buena factura pero escaso entusiasmo; lo que se encarga de romper el gran Julio Romero de Torres con una obra, Amor sagrado y amor profano, que es toda una declaración de intención de su sobrio estilo y estética simbolista.

La gran exposición cordobesa llega a su estamento más alto con las obras realizadas en el siglo XX, donde un abundante patrimonio de amplia naturaleza formal y estética se nos aparece con obras que abarcan las muy diversas tendencias que se dieron en la anterior centuria y que constatan la gran complejidad formal de una arte contemporáneo con infinitos matices. Así nos encontramos obras de marcado realismo que conviven con piezas sacadas de los expresionismos figurativos y abstractos, desenlaces de connotaciones surrealistas, muy buena fotografía de autores de gran significación, pintura abstracta de sabia conformación cromática, así como una colección de obra gráfica de grandes maestros.

Nos hemos encontrado una muestra poliédrica donde la ciudad de Córdoba y sus múltiples instituciones consiguen, una vez más, consiguen protagonizar un arte de absoluto entusiasmo.

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