Feminismo

Antonia Monreal, la primera universitaria y médica de Andalucía, era de Cádiz

  • El Archivo Histórico Provincial rememora a esta pionera de finales del XIX sacando a la luz su expediente de bachillerato en el Documento Destacado

Antonia Monreal y Andrés, en una imagen de su orla de Bachiller.

Antonia Monreal y Andrés, en una imagen de su orla de Bachiller.

Antonia Monreal y Andrés (Antonia Ramona Josefa de la Santísima Trinidad Monreal y Andrés) nació en Cádiz el 18 de junio de 1872, hija de Pascual Monreal, comerciante natural de Cartagena y de Josefa Andrés natural de Cádiz. Una mujer cuyo nombre ha pasado a la historia (quizás no todo lo que debería) por convertirse en la primera universitaria, y después primera médica, de Andalucía. Su historia, la de una gaditana pionera en el siglo XIX, ha sido puesta en valor en estos meses por el Archivo Histórico Provincial que rescata su expediente de bachillerato dentro del ciclo Documento Destacado.

Así, antes de ser una de las primeras estudiantes de la prestigiosa Facultad de Medicina de Cádiz, Monreal también fue de las primeras alumnas que cursaron bachillerato en el Instituto Provincial de Cádiz (Columela) junto a otras gaditanas que abrieron camino a las mujeres en el terreno educativo como la ubriqueña Sebastiana Bohórquez Gómez, la tercera alumna en España en examinarse de una asignatura de bachillerato.

Pero es Antonia Monreal la protagonista del Documento Destacado de los meses de marzo y abril del Archivo de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, donde descubrimos que la joven, que vivía en la calle Molino (actual Adolfo de Castro), estudió en el Instituto Provincial de Cádiz entre los años 1882-1890 pero también cursó parte del bachillerato,  entre los años 1882-84, en el Colegio Pestalozziano de Cádiz, colegio basado en los postulados del pedagogo suizo Johann Heinrich Pestalozzi, y que el propio director y fundador del colegio, Vicente Ramírez Brunet, firmaría en una de sus instancias. Además, alternaría esta formación con enseñanza doméstica (1885-88) y con enseñanza por libre (1890).

También de su expediente de bachillerato se puede concluir que cursó estudios de alemán, por entonces una lengua muy requerida entre los estudiantes de Medicina, y que obtuvo el grado de bachiller con la calificación de sobresaliente. Finalmente se licenció en Medicina y Cirugía en 1896, realizando su examen de grado en febrero, con la calificación de sobresaliente, y obteniendo su título el 7 de marzo.

La incorporación de la mujer a los estudios universitarios

En España la incorporación de la mujer a los estudios universitarios, y en concreto a los de Medicina, se produce de manera escasa y tardía en las dos últimas décadas del siglo XIX. En estos años las mujeres empiezan a entrar tímida, y minoritariamente, en las universidades españolas.

Las primeras en titularse en Medicina fueron Elena Maseras Ribera en 1879 y Dolores Aleu Riera en 1880, ambas en la Universidad de Barcelona. Les siguieron, también en la Universidad de Barcelona, Martina Castell Ballespí e Isabel Andrés Hernández, Elia Pérez Alonso en la Universidad de Valladolid y Adoración García Aranda en la Facultad de Medicina de Madrid en 1885. Once años después se sumaría a esta lista la primera andaluza, la gaditana Antonia Monreal Andrés.

Primeras alumnas de bachillerato

La incorporación de alumnas en los estudios de bachillerato comienza en las últimas décadas del siglo XIX, sufriendo avances y retrocesos. Los estudios superiores tenían la finalidad de obtener un título que capacitara para el ejercicio de una profesión, cosa que no necesitaban las mujeres de clases altas, y no estaba la alcance de las clases bajas. Una vía de penetración fue la de las Escuelas Normales, en las que se preparaban para la profesión de maestra, lo que permitía cierta autonomía económica y laboral a mujeres de clases medias.

Durante el periodo de 1868-1874 empieza la incorporación. La primera alumna en España en examinarse de una asignatura de bachillerato fue Antonia Arrobas Pérez en el Instituto de Provincial de Huelva, seguida por Elena Maseras Rivera en Barcelona y Sebastiana Bohórquez Gómez en Cádiz. El número de alumnas matriculadas sigue aumentando en la década siguiente, aunque no todas obtienen el grado de Bachiller.

Una Real Orden de 19 de marzo de 1882 cerraba las puerta de la enseñanza superior a las mujeres, pero tras la presión de la opinión pública otra Real Orden de 25 de septiembre de 1883 abre de nuevo las puertas de la Segunda Enseñanza a las mujeres, pero sin posibilidad de continuar sus estudios en la Universidad.

Extracto del expediente del Instituto Provincial de Cádiz de Antonia Monreal y Andrés. Extracto del expediente del Instituto Provincial de Cádiz de Antonia Monreal y Andrés.

Extracto del expediente del Instituto Provincial de Cádiz de Antonia Monreal y Andrés.

Primeras alumnas del Instituto Provincial de Cádiz

En 1863 se estableció el instituto de segunda enseñanza en Cádiz, en un principio en el Convento de San Agustín, y ya al poco tiempo de su creación, se matricularon alumnas de alguna asignatura. Las primeras fueron Clara Costea Franco y Sebastiana Bohórquez Gómez, en 1872, que aprobaron el examen de ingreso aunque, al matricularse por libre, no tenían que asistir a clase.

Después de este hito se inicia un paréntesis de siete años sin que vuelvan a matricularse nuevas alumnas hasta el curso 1878-79 cuando ingresan Cruz Gaviola Lazpita, María Dolores Muñoz Gómez de la Torre y María Dolores Guerrero Gómez de la Torre. Otras alumnas matriculadas en los cursos siguientes son María Dolores Naldá Franco, Raquel del Vando Riera y María Gracia Montestruque Auñón.

En 1882 se incorporan ocho nuevas alumnas, las hermanas Carmen y Milagros Iñigo García, Margarita Blanco Berodia, Ana Carvia Bernal -otra pionera gaditana, impulsora del feminismo y el sufragismo español junto a su hermana Amalia- Elvira Moreno López, María Gertrudis Santos Cabeza y Antonia Monreal Andrés, aunque sólo tres de ellas terminaron todas las asignaturas. En años posteriores realizan el examen varias alumnas que no acaban por matricularse hasta que en 1886 se matriculan Manuela Díaz Werner, María Trinidad Gómez Rodríguez-Tapia y María Coral Pérez-Hinojosa Hidalgo.

A partir de 1888, las alumnas pueden matricularse en estudios universitarios por libre o con matrícula oficial, previo informe favorable de la Superioridad, lo que daba a los Estudios de Secundaria una utilidad que hasta ahora no tenía para las mujeres, a no ser para ingresar en la Escuela Normal o para adquirir una cultura general. Así, en ese curso se matricularon María Gracia García de Sola , Victoria Rodríguez Muñoz y María Rosa Vizcaino Álvarez, esta última termino el grado de Bachiller. En el curso 1889-90 se matricularon Francisca Jiménez Caro y María Ángeles Gatica Rumazo, ambas maestras, y la última cursó Filosofía y Letras en Madrid. A partir de 1892 se ingresan Emilia Rocafull Pol, Rafaela Rojas Ferrer y María Matilde Gavarrón Muñoz.

No volvieron más chicas hasta el curso 1896-97 en el que ingresan, aunque con un paso fugaz, María Luisa Navarro Margati y Ana Vázquez Otero. Antes de que finalizara el siglo también tuvo un breve paso Emilia Guerra Fernández. A partir de 1910 una nueva normativa reconocía a las mujeres los mismos derechos que a los hombres para acceder a los estudios universitarios por lo que se abría una nueva etapa en la historia de la Educación Superior.

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