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Nueva sala en la Casa de Iberoamérica

Amparo Vassallo: "Mi padre decía que un artista que no tenía nada que aprender estaba muerto"

Amparo Vassallo, hija del escultor Juan Luis Vassallo.

Amparo Vassallo, hija del escultor Juan Luis Vassallo. / Jesús Marín

De pequeña, Amparo Vassallo frecuentaba el estudio de su padre, "sobre todo los domingos", cuando acudía a "cambiar los paños" de los barros y a dejarse sorprender por el ingente trabajo de Juan Luis Vassallo, al que siempre recuerda "con un lápiz en la mano haciendo apuntes" o "moldeando el barro". "Mi padre era un gran artista, ganaba todos los concursos a los que se presentaba pero siempre decía que era un aprendiz. De hecho, pensaba que un artista que dice que no tiene nada que aprender está muerto", recuerda la hija del escultor gaditano que este jueves ha estado en Cádiz para inaugurar la ampliación de la colección Vassallo en la Casa de Iberoamérica.

"Mi padre era un artista maravilloso, ya ves, la Minerva fue elegida por unanimidad y a ese concurso se presentaron todos los escultores de su época, pero es que además era una buena persona. Era alguien muy humilde, que siempre decía que estaba aprendiendo. Yo lo recuerdo siempre trabajando, era tremendo, no paraba, todo para él era una fuente de inspiración. Incluso de más mayor, cuando se venía conmigo a la sierra a pasar unos días, se traía el barro para moldear", sonríe la hija de Vassallo que no puede remediar emocionarse cuando habla de su padre. "Siempre, siempre, me ocurre", dice con ojos llorosos. 

Amparo Vassallo también recuerda cómo su madre se "preocupaba mucho" cuando veía a sus hijos "con un lápiz en la mano" -José, que aprendió a dibujar en el estudio de su padre, terminó estudiando arquitectura- porque sabía de "la dureza" y "la exigencia" de la vida del artista. "Era una vida muy sacrificada, cuando salía un trabajo había para todo, pero hay que tener en cuenta que antes los profesores de Bellas Artes no eran catedráticos y no estaban remunerados como tales. Ya al final de la vida de mi padre, sí lo nombraron catedrático...", explica la heredera que, de todas formas, se acuerda de cómo Juan Luis Vassallo les advertía: "si os vais a dedicar al arte que sea seriamente, nada de tontear".

También recuerda a Amparo a su abuelo, Eduardo Vassallo, "un pintor de muchísima calidad pero que hizo poca obra", con todo, la nieta admira "muchísimo" el cuadro que se conserva del artista en el Museo de Cádiz. "Me encanta ese aire costumbrista, con esos cuartos en claroscuro..., precioso".

Por eso, las visitas a Cádiz de la familia Vassallo, que vive en Madrid, siempre son "muy bonitas" porque esta es la ciudad en la que su padre "siempre quiso dejar su obra", cuenta Amparo que regresa a Cádiz todos los veranos. 

La inauguración de la tercera sala Vassallo

"Estoy muy contenta de que se haya hecho todo lo que se pensaba hacer con la obra de mi padre que depositamos con mucho cariño y veo que habéis cuidado muy bien de ella", ha dicho la hija de Vassallo a la concejala de Cultura. Lola Cazalilla, durante la inauguración de la tercera sala que desde este jueves se suma como espacio expositivo a la Colección Vassallo.

Amparo Vassallo también tuvo palabras de reconocimiento al comisario de la muestra, José Antonio Merino, al que la familia conoció de manera "providencial", tilda. "Cuando José Antonio era un chavalín que estaba estudiando hizo una tesis sobre mi padre que entonces estaba ya mayor. Él vino a casa y se pasó hablando horas y horas con mi padre, yo pensaba entonces, qué pesado, cuándo se va a ir, pero no sabes ahora, Jose, lo que te agradezco todo aquello porque se quedó con todos los detalles de la obra, todas las cosas que nosotros, como familia, como las veíamos todos los días, no teníamos mucho en cuenta. Ha sido un tesoro encontrarte", le ha agradecido.

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