El tráfico de la AP-4, la principal vía de comunicación por carretera entre Cádiz y Sevilla, se ha incrementado notablemente desde el final del peaje el 1 de enero de 2020. Es una realidad que constatan los datos del Ministerio de Transportes, que indica que desde que ya no es necesario pagar por usar la vía, la media diaria de uso ha crecido en un 30%. Traducido en números, si en 2019 se contabilizaron 24.149 vehículos diarios (un 6,4% correspondía a tráfico pesado), en 2022 los usuarios se acercaron a los 31.500.

Los conductores que usan esta carretera de manera habitual y de forma esporádica también son conscientes de ese aumento en la intensidad de la circulación, un incremento que se deja sentir especialmente en los meses de verano e incluso antes y después de las vacaciones, durante los fines de semana en los que ya hay una mejoría del tiempo.

Y muchos días, esa intensidad de tráfico se traduce en retenciones y colas kilométricas como las ocurridas el domingo y el lunes a cuenta del incendio de un camión a la altura de Las Cabezas de San Juan. El suceso mantuvo colapsada la autopista durante varias horas el domingo, y también ocurrió lo mismo el lunes, y por el mismo motivo: el camión, que no se pudo retirar el domingo al terminar el día porque las llamas se reavivaron, obligó a cortar uno de los carriles el lunes, conviertiendo de nuevo la AP-4 en un ratonera para los cientos de vehículos que no pudieron más que pararse a esperar.

Los 'sufridores' usuarios fueron los primeros en alertar se esta situación y también los empresarios de ambas provincias, que veían como los colapsos podían suponer una traba al crecimiento económico de ambas provincias y a la consiguiente pérdida de competitividad.

Trasladando una importante imagen de unidad, los presidentes de los empresarios de Sevilla y Cádiz, así como políticos de ambas demarcaciones, pidieron al Gobierno soluciones a medio y corto plazo para acabar con los problemas de saturación, propuestas que pasaban o por el desdoble de la N-IV o por la inclusión de un tercer carril en el antiguo peaje.

Finalmente, y tras 'echar cuentas', el Gobierno de España optó por añadir un tercer carril en la AP-4, una medida que tardará aún unos 5-6 años en materializarse y que priorizará en un primer momento el trazado sevillano. La idea es invertir 277 millones de euros en la mejora de su capacidad, funcionalidad, calidad de los servicios y permeabilidad para adecuar la vía a las necesidades actuales y futuras.

Pero, ¿será suficiente este tercer carril para dejar atrás los colapsos?

Si bien un tercer carril ampliaría la capacidad de la vía, que es justamente uno de los aspectos que más ha aumentado en la AP-4 (el de los vehículos que hacen uso a diario de ella), no es menos cierto que podría provocar el desvío hacia esta vía de personas que ya habían buscado soluciones particulares para evitarse estas situaciones al volante y que usaban el transporte público, optaban por rutas alternativas como la N-IV (cuyo uso ha caído al mismo ritmo que aumentaba el de la autopista Sevilla-Cádiz) o simplemente, habían adaptados sus horarios para evitar precisamente las horas y días de mayor tráfico.

Así, sería necesario complementar el tercer carril, necesario a todas luces para permitir aumentar los usuarios de la carretera, con otras acciones como un mayor conocimiento por parte de los usuarios sobre cómo conducir para evitar atascos (reducir la velocidad, ampliar la distancia de seguridad, evitar los comportamientos agresivos al volante, los cambios de carril,...), fomentar aun más el uso del transporte público, solucionar aspectos negativos para la circulación que podrían restar atractivo al uso de otras vías (elimiminar los puntos negros por ejemplo) o mayor concienciación medioambiental (para el uso de vehículos compartidos).