Fue el propio José María Román el que abrió la veda. "Sin  lugar a dudas este es el pleno más importante del año -por los presupuestos lo decía- pero también, por cierto, es el pleno en el que yo me despido como efímero portavoz. Pero permítanme que lo haga desde la coherencia conmigo mismo, mis principios y la ética socialista. Yo hablo y defiendo lo que creo y sin lugar a dudas hay mucha vida fuera de la portavocía y sobre todo mucha coherencia". Esas fueron las palabras de Román justo antes de empezar su intervención en el debate para la aprobación de las cuentas de Diputación. Despedida en toda regla, y sin que nadie esperara este momento de adiós formando parte de la sesión. Al menos eso se dilucidaba por las caras de sus compañeros, entre ellas la de Irene García, quien ocupará el cargo a partir de ahora. 

Y abrió la veda. Porque la disputa por la portavocía socialista ya era la comidilla del salón de plenos, con más periodistas que en otras ocasiones, pero hasta ese momento nadie había dicho ni mu, solo lo que barruntaban las confidencias entres diputados socialistas. Después ya sí, y los chascarrillos sobre el asunto pasaron a ser parte de la sesión. Los números de 2013 se tuvieron que conformar con compartir el papel protagonista del día.

Juan Antonio Liaño, diputado del PP y acostumbrado al debate en los últimos tiempos con el portavoz socialista que se va, no desaprovechó la oportunidad para desacreditar su conocimiento sobre las cuentas. "Claro, tanto lío que ha tenido usted entre semana que no ha tenido tiempo de leerse el presupuesto", le dijo. "¿Qué lío?", bromeaba el socialista Federico Pérez Peralta, que intervenía en cada comentario. Cuando Liaño aludió a la herencia socialista dejada en la Diputación, todos los del PSOE se le echaron encima. "Hombre, qué unidos están ustedes hoy. Si Pablo Iglesias levantara la cabeza", insistió. "¡Qué venga!", decía Peralta. "Eso es lo que queremos, que estéis unidos", arremetía otra vez Liaño. "¡Lo estaremos!", predijo Peralta.

Tampoco el presidente Loaiza aguantó sin referirse al tema. "Con razón su equipo no lo quiere de portavoz", le espetó cuando tuvieron un rifirrafe en un  punto. 

Fue terminarse el debate de los presupuestos y la intervención de Román y desbandada general, de diputados socialistas, que seguían resolviendo sus cosas,  y de periodistas, que buscaban a Irene García. "Se ha intensificado el debate pero no hay ningún acuerdo cerrado aún", explicaba fuera a esa hora de la mañana. Las palabras de Román le habían sorprendido.